60% de la energía eléctrica generada a nivel mundial proviene de Combustibles fósiles

Los combustibles fósiles son una fuente de energía que se extrae de los restos de plantas y animales que vivieron hace millones de años. Se presentan en tres formas principales: carbón, petróleo y gas natural. Fueron formados a partir de los restos orgánicos de plantas y animales, que a su vez habían absorbido energía del sol, y por eso a veces se les llama energías almacenadas del sol.

Los combustibles fósiles se utilizan para generar electricidad al quemarse en grandes plantas de energía. El calor generado se utiliza para calentar agua y producir vapor, que luego impulsa una turbina para producir electricidad. En algunas plantas, se recurre a un proceso adicional para aumentar la eficiencia, en el cual los gases de escape del proceso de combustión se utilizan para generar vapor adicional.

Dicho esto, es fundamental destacar las ventajas de la energía baja en carbono, como la nuclear, eólica y solar. Estas fuentes de energía emiten una fracción mínima de los gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles. Por ejemplo, la intensidad de carbono de los combustibles fósiles se sitúa entre 490 y 820 gCO2eq/kWh. Por otro lado, la media de las energías eólica y nuclear es solo de 11 y 12 gCO2eq/kWh respectivamente. La energía solar también tiene un rendimiento impresionante con una intensidad de carbono de solo 45 gCO2eq/kWh.

A nivel mundial, los combustibles fósiles están generando el 60.36% de toda la electricidad consumida. Sin embargo, en algunos países, casi todo su suministro eléctrico proviene de los combustibles fósiles. Este es el caso de Bahrain, Kuwait, Qatar y Arabia Saudita, todos ellos con un 99% o más de su energía eléctrica proveniente de los combustibles fósiles. En los Emiratos Árabes Unidos, esta cifra llega hasta el 89%.

Por último, es necesario resaltar la importancia de adoptar tecnologías de energía baja en carbono como la eólica, nuclear y solar. No sólo contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también son una fuente de energía más sostenible a largo plazo frente a los recursos finitos de los combustibles fósiles.