En Mongolia, el consumo de electricidad en los últimos doce meses, desde agosto de 2023 hasta julio de 2024, ha estado fuertemente dominado por combustibles fósiles. Más del 90% de la electricidad proviene del carbón, lo que representa la mayor parte del suministro, mientras que la electricidad baja en carbono apenas alcanza un poco más del 9%. La única fuente de baja carbono es la energía eólica, que representa íntegramente ese porcentaje limitado de la electricidad suministrada. En general, se puede decir que Mongolia depende casi por completo de fuentes fósiles, dejando poco espacio para fuentes más limpias.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Mongolia puede aprender de países que han implementado con éxito tanto energía nuclear como eólica. Por ejemplo, Francia genera alrededor del 67% de su electricidad a partir de energía nuclear, y Dinamarca obtiene el 61% de su electricidad de la energía eólica. Mongolia, con sus extensos recursos naturales, podría beneficiarse de adoptar una combinación similar. Mirando a países más cercanos y con características similares, Ucrania y Armenia también confían principalmente en la energía nuclear, obteniendo el 55% y 30% de su electricidad de esta fuente respectivamente. Implementar tecnologías nucleares junto con la expansión de la energía eólica podría ser una estrategia efectiva para Mongolia.
Históricamente, Mongolia ha visto algunos cambios en su generación de electricidad baja en carbono, principalmente a partir de energía eólica y solar. En 2013 no hubo generación de electricidad eólica, pero empezó a aumentar en 2018 con 0.2 TWh, manteniéndose constante hasta 2024. La energía hidroeléctrica no ha tenido crecimiento desde 2009, y la energía solar no empezó a contribuir significativamente hasta 2019 con 0.1 TWh, y luego otra pequeña contribución en 2021. En general, los esfuerzos han sido modestos y recientes, con pequeñas adiciones anuales, lo cual sugiere que hay un gran potencial para aumentar la proporción de energía limpia en el futuro.