En el periodo comprendido entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, el consumo de electricidad en Mongolia muestra un panorama claramente dominado por combustibles fósiles. Más de la mitad, específicamente cerca del 91%, de la electricidad generada proviene del carbón. Por otro lado, la electricidad baja en carbono, compuesta totalmente por energía eólica en Mongolia, contribuye con aproximadamente un 9%, lo cual es una cifra pequeña en comparación. Esta situación refleja una dependencia significativa de fuentes de energía que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire, lo que representa un desafío importante para Mongolia en su camino hacia la sostenibilidad energética.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Mongolia podría inspirarse en las estrategias aplicadas con éxito en otros países. Países como Dinamarca y Lituania han logrado generar un 59% y un 34% de su electricidad a partir de energía eólica, respectivamente, lo que sugiere que Mongolia podría considerar expandir su capacidad eólica aprovechando su geografía favorable para el viento. Además, aunque Mongolia no tiene historial en la generación nuclear, observar modelos exitosos como el de Francia, con un 68% de generación nuclear, o incluso Ucrania y Eslovaquia, con cifras superiores al 50%, podría proporcionar una hoja de ruta sobre cómo integrar y expandir la energía nuclear como parte de su mix energético para reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
El historial reciente de Mongolia en electricidad baja en carbono ha sido modesto. En la última década, mientras que no ha habido cambios significativos en la generación hidroeléctrica (con crecimientos de 0 TWh anuales), la energía eólica ha comenzado a hacer avances, especialmente desde 2014, cuando se sumó 0.1 TWh a la matriz, creciendo gradualmente hasta añadir 0.2 TWh adicionales en 2018 y 2019, y nuevamente en 2024. La energía solar comenzó a ingresar al mix en 2017 con un modesto 0.1 TWh al año, manteniendo el mismo aporte en los años subsiguientes. Estos datos demuestran un esfuerzo inicial y relativamente creciente por incorporar energía limpia, pero Mongolia aún tiene un largo camino por recorrer para lograr una transición significativa hacia una matriz energética más verde.