En 2023, el consumo de electricidad en Rusia se divide principalmente entre fuentes de combustibles fósiles y fuentes bajas en carbono. Más de la mitad de la electricidad, aproximadamente el 63%, proviene de combustibles fósiles, específicamente el gas y el carbón. El gas genera cerca del 45%, mientras que el carbón contribuye con alrededor del 18%. En cuanto a la electricidad baja en carbono, constituye un notable 36% del total de la generación eléctrica. De este porcentaje, casi la mitad es generada por fuentes nucleares, aportando un 18.45%, y la otra mitad por energía hidroeléctrica, que representa un 17%.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Rusia podría centrarse en expandir su infraestructura nuclear existente, dado que ya genera una cantidad considerable de electricidad de esta manera. Países con características similares a Rusia, como Ucrania y Eslovaquia, han tenido gran éxito en este campo, generando 55% y 62% de su electricidad de fuentes nucleares, respectivamente. Además de expandir la energía nuclear, Rusia podría tomar ejemplo de países como Dinamarca, Alemania y el Reino Unido, que han aumentado significativamente su producción de energía eólica. El caso de Dinamarca es especialmente notable, ya que genera el 53% de su electricidad a partir de energía eólica.
La historia de la electricidad baja en carbono en Rusia ha visto varios cambios significativos a lo largo de las décadas. En el período tardío de los años 80, hubo incrementos en la generación de energía nuclear, con aumentos de 19.5 TWh en 1987 y 10.1 TWh en 1988. Sin embargo, la década de 1990 experimentó importantes disminuciones, incluyendo una caída de 18 TWh en 1990 y 21.4 TWh en 1994. A partir de finales de los años 90 y principios de los 2000, la producción nuclear volvió a incrementar, con aumentos importantes como los 16.6 TWh en 1999 y 14.7 TWh en 2015. En cuanto a la energía hidroeléctrica, la generación ha fluctuado, con incrementos notables como 20.1 TWh en 2004 y disminuciones considerables como -22.1 TWh en 1996 y -16.9 TWh en 2022. En general, la historia reciente muestra una tendencia hacia un incremento en la adopción de tecnologías bajas en carbono, aunque con algunas fluctuaciones significativas en años específicos.