En el período comprendido entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024, la producción de electricidad en Estados Unidos está dominada por fuentes de combustibles fósiles, que representan poco más de la mitad, con un 58%. Dentro de este grupo, el gas es el principal contribuyente con cerca del 42%, mientras que el carbón aporta alrededor del 15%. Las fuentes de electricidad baja en carbono constituyen algo más del 41% de la generación eléctrica total del país. Dentro de este grupo, la energía nuclear es una parte significativa, representando aproximadamente el 18%. La energía eólica y solar tienen una participación combinada de cerca del 17%, dividida entre un 10% para la eólica y un 6% para la solar, mientras que la energía hidroeléctrica aporta alrededor del 6%. Los biocombustibles, aunque bajos en carbono, apenas alcanzan poco más del 1% de la generación total.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Estados Unidos debería enfocarse en expandir tecnologías ya prominentes como la energía nuclear y eólica. Países similares han demostrado el éxito de este enfoque; por ejemplo, Francia genera un impresionante 68% de su electricidad a partir de energía nuclear, mientras que Dinamarca genera cerca del 59% de su electricidad de energía eólica. Estos ejemplos pueden servir de guía, sugiriendo que con inversiones adecuadas en infraestructura y políticas de apoyo, Estados Unidos puede acelerar su transición hacia una matriz eléctrica más limpia y sostenible. Además, la adopción de energía solar debería aumentar, tomando como ejemplo a países como Chile y Grecia, donde la solar corresponde a más del 20% de su generación.
A lo largo de la historia, la generación de electricidad baja en carbono en Estados Unidos ha tenido sus altibajos. En el período de 1970 a 1990, se observó una expansión significativa en la generación nuclear, como en 1975 y 1985, donde se incrementó en más de 60 TWh al año. Sin embargo, mediados de la década de 1990 fue una fase de declive, particularmente en 1997 con una disminución de casi 49 TWh. Más recientemente, en 2020, la energía nuclear experimentó una notable caída de más de 53 TWh. En contraste, la energía eólica ha mostrado tendencias positivas, especialmente en 2022 con un aumento significativo de 56 TWh. Es crucial que Estados Unidos mantenga y expanda este crecimiento en fuentes bajas en carbono para combatir los impactos negativos del cambio climático y la contaminación del aire que resultan del uso continuo de combustibles fósiles.