En Ecuador, la generación de electricidad en el año 2024 muestra una inclinación considerable hacia fuentes limpias, con un poco más del 70% de la electricidad proveniente de la electricidad baja en carbono. La energía hidroeléctrica es la líder indiscutible en este grupo, representando casi el 70% de la electricidad total generada, lo que indica su papel crucial en el suministro energético del país. Sin embargo, un significativo 28% de la electricidad aún proviene de combustibles fósiles, notablemente del gas, que equivale a un poco más de un 3%. Esta dependencia de los combustibles fósiles sigue acarreando desafíos relacionados con el cambio climático y la contaminación del aire. Además, aunque los biocombustibles forman parte de la electricidad baja en carbono, su contribución es relativamente baja, cercana al 1.5%.
Para impulsar aún más la generación de electricidad baja en carbono, Ecuador podría considerar diversificar sus fuentes limpias incursionando en la energía eólica y solar, además de evaluar el potencial de la energía nuclear. Mirando hacia Uruguay, que genera alrededor del 28% de su electricidad mediante energía eólica, o Chile y su significativo recurso solar que contribuye con un 22%, Ecuador podría aprender de estos casos exitosos y explorar sus propias capacidades en estas áreas. La expansión a nuevas tecnologías limpias no sólo podría ayudar a reducir su dependencia de los combustibles fósiles, sino también a consolidar su liderazgo en energía baja en carbono.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Ecuador está marcada por fluctuaciones notables en la energía hidroeléctrica durante las últimas décadas. En los primeros años de la década de 1980 y 1990, se observaron aumentos modestos pero constantes en la generación hidroeléctrica. Sin embargo, la tendencia experimentó altibajos, con años como 1995 y 2009 mostrando caídas notables en la producción. Desde finales de la década de 2000 hasta principios de 2020, hubo un periodo de crecimiento significativo, especialmente relevante fue el incremento en 2017 y 2019, donde se observaron notables aumentos de 4.2 TWh. Sin embargo, a medida que nos acercamos al presente, el 2024 señala una disminución considerable que impulsa a considerar la diversificación de fuentes limpias como la eólica, solar y, de ser viable, la nuclear.