En el año 2024, la República de China (Taiwán) sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles para su generación de electricidad, representando más del 80% del total, con el gas y el carbón como sus principales fuentes, en orden de importancia. Las fuentes bajas en carbono, aunque todavía modestas, están empezando a hacer visible su impacto, representando aproximadamente el 17% de la electricidad. La energía solar, que constituye poco más del 5%, es la más destacada dentro del grupo de bajas emisiones, seguida muy de cerca por la nuclear con poco más del 4%. La eólica y la hidroeléctrica también contribuyen, pero cada una representa menos del 4% de la matriz de generación eléctrica.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, la República de China (Taiwán) puede aprender de otros países que han tenido éxito en este ámbito. Por ejemplo, Francia ha logrado que casi el 70% de su electricidad provenga de energía nuclear, mientras que Dinamarca genera el 59% de su electricidad a partir de la energía eólica. La adopción de políticas que fomenten la inversión en infraestructura nuclear y eólica podría beneficiar a Taiwán sustancialmente. Además, el impulso a la energía solar también puede aumentar, observando casos de países como Grecia y Chile, que han logrado generar cerca de un 22% de su electricidad con energía solar.
Históricamente, Taiwán ha tenido cambios significativos en su generación de electricidad de fuentes bajas en carbono, sobre todo en el ámbito nuclear. Desde la década de 1980 hasta principios de los 2000, hubo un crecimiento considerable en la capacidad nuclear. Sin embargo, en años recientes, especialmente a partir de 2011, se ha visto una reducción significativa en su uso. Recientemente, en 2023 y 2024, la generación nuclear ha disminuido por unos preocupantes 6 y 5.6 TWh respectivamente. A contrapartida, en 2022 y 2024 se han registrado incrementos notables en la generación de energía solar y eólica. Si se busca una transición exitosa hacia una matriz más ecológica, es crucial que Taiwán reconsidere su política nuclear y la complemente con inversiones robustas en solar y eólica.