El estado actual del consumo de electricidad en la República de China (Taiwán), durante el periodo de septiembre de 2023 a agosto de 2024, destaca una dependencia significativa de los combustibles fósiles, que comprenden más del 80% del total de la energía. Esta cifra se descompone en cerca de un 41% proveniente de gas y otro 40% de carbón. Frente a esta situación, la electricidad baja en carbono representa solamente un poco más del 17% del total. Dentro de este grupo, la generación nuclear es la mayor fuente, conformando aproximadamente el 5.6% de la electricidad. La energía solar sigue con poco más del 5%, mientras que la energía eólica y la hidroeléctrica aportan el 2.75% y el 2.57%, respectivamente. Este panorama pone de relieve la imperiosa necesidad de diversificar las fuentes energéticas hacia opciones más limpias y sostenibles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, la República de China (Taiwán) podría mirar ejemplos exitosos de otros países. Francia y Eslovaquia, por ejemplo, han implementado estrategias efectivas para depender enormemente de la energía nuclear, con más de la mitad de su electricidad procedente de esta fuente. Seguir un enfoque similar podría ser útil para Taiwán, considerando su propia infraestructura nuclear existente. Además, países como Dinamarca han demostrado el poder de la energía eólica, generando el 61% de su electricidad a partir de esta fuente. Este modelo también podría ser emulado por Taiwán al expandir su capacidad de energía eólica, especialmente aprovechando su geografía insular para la generación eólica marina. Adopciones similares de energía solar como las vistas en Grecia y Chile podrían también incrementar la proporción de energías limpias en Taiwán.
La historia de la electricidad baja en carbono en la República de China (Taiwán) ha sido marcada por fluctuaciones, particularmente en el ámbito nuclear. Durante los primeros años de la década de 1980, Taiwán incrementó constante y significativamente su generación nuclear, aumentando en varias ocasiones más de 3 TWh por año. Sin embargo, a partir de los años 2000, se observa una disminución preocupante en varias ocasiones. En años recientes, las reducciones considerables en 2015, 2016 y 2017 son especialmente notables, reflejándose en una caída acumulada de casi 20 TWh. En contraste, aumentos más recientes en las energías solar y eólica, como el impulso de 2.7 TWh en 2022 para cada una, muestran que todavía hay potencial para avanzar hacia una matriz energética más limpia y equilibrada. Este contexto subraya la necesidad de revitalizar el compromiso con la energía nuclear al mismo tiempo que se potencian las inversiones en solar y eólica para mejorar la sostenibilidad energética.