En 2024, Alemania ha alcanzado un notable nivel de generación de electricidad baja en carbono, con más de la mitad, específicamente alrededor del 61%, proveniente de fuentes limpias. La energía eólica sobresale, constituyendo casi un tercio de la generación total de electricidad en el país, mientras que la energía solar y los biocombustibles también contribuyen de manera significativa. Sin embargo, todavía alrededor del 34% de la electricidad proviene de combustibles fósiles, principalmente carbón y gas, lo cual supone una preocupación debido a sus consecuencias perjudiciales para el medio ambiente, como el cambio climático y la contaminación del aire. Las importaciones netas de electricidad representan un pequeño porcentaje del suministro total, alrededor del 5%.
Para que Alemania pueda aumentar su generación de electricidad baja en carbono, es crucial que continúe expandiendo su capacidad eólica y solar, ya que estas tecnologías no solo son sostenibles, sino que ya están establecidas como pilares significativos en el mix energético del país. Asimismo, Alemania podría aprender de países vecinos que han aprovechado con éxito la energía nuclear como fuente baja en carbono. Por ejemplo, Francia se destaca con casi un 68% de su electricidad proveniente de la energía nuclear, y otros países como Eslovaquia y Ucrania también muestran altos porcentajes nucleares. Invertir en infraestructura nuclear podría proporcionar a Alemania una base sólida para reducir aún más su dependencia de los combustibles fósiles, logrando un sistema eléctrico más limpio y sostenible.
La historia de la electricidad baja en carbono en Alemania ha visto períodos de crecimiento y declive, especialmente en relación con la energía nuclear. Durante los años ochenta, la producción nuclear aumentó significativamente, con un notable incremento en 1984 y 1985. Sin embargo, desde 2007, la generación de electricidad nuclear ha experimentado fuertes caídas, en parte debido a decisiones políticas que resultaron en el cierre de plantas. Mientras tanto, la energía eólica ha mostrado un crecimiento constante, especialmente a partir de la última década, alcanzando picos en 2015 y 2017. Asimismo, en 2024, la energía hidroeléctrica ha proporcionado un impulso valioso a la generación baja en carbono. A pesar de estos logros, el enfoque hacia las energías limpias debe seguir siendo una prioridad para eliminar aún más la dependencia hacia alternativas menos sostenibles.