En 2022, el consumo de electricidad en el África Subsahariana se caracterizó por una alta dependencia de los combustibles fósiles y un notable aporte de fuentes de energía baja en carbono. Más de la mitad de la electricidad de la región, aproximadamente el 63%, se generó a partir de combustibles fósiles, como el carbón que representó alrededor del 42% y el gas que aportó un 14%. En contraste, la electricidad baja en carbono, que incluye tecnologías como la hidroeléctrica, eólica, solar, nuclear, geotérmica y biocombustibles, representó cerca de un 36% del total. Destacó la energía hidroeléctrica con casi un 28% de la generación total, mientras que la energía eólica, solar y nuclear solo contribuyeron alrededor del 7% conjuntamente. Esto indica que mientras hay un progreso en la adopción de energías limpias, aún existe una fuerte dependencia de fuentes que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, el África Subsahariana puede beneficiarse de las experiencias de otros países que han logrado un éxito significativo en esta área. Por ejemplo, Dinamarca y Uruguay han desarrollado una considerable capacidad de generación eólica, alcanzando el 59% y 36% de su electricidad desde esta fuente respectivamente. Además, países como Grecia y Chile han hecho avances notables en solar, generando más de una quinta parte de su electricidad de esta manera. Las estrategias de estos países, como la inversión en infraestructura eólica y solar, junto con políticas gubernamentales favorables, podrían servir de modelo para la región africana. La expansión de la energía nuclear también debe ser una prioridad, dados sus beneficios de generación estable y baja emisión, similar a lo que se ha visto en países como Francia y Ucrania, que han priorizado esta fuente con éxito.
La historia de la electricidad baja en carbono en el África Subsahariana en la última década muestra un panorama mixto de avances y retrocesos. En los últimos años, la capacidad hidroeléctrica ha fluctuado, con incrementos significativos en 2014 y nuevamente en 2018 y 2020, con adiciones de hasta 8 TWh cada año. Por el contrario, la generación nuclear ha experimentado altibajos, con ciertas caídas preocupantes, destacando una disminución de la generación en 2022. A pesar de estos desafíos, ha habido un crecimiento constante en otras áreas, como la energía eólica y solar, con incrementos en 2015, 2017 y 2021. Sin embargo, para asegurar un suministro eléctrico más limpio y sostenible en el futuro, es crucial que la región se enfoque en expandir su infraestructura para todas las fuentes de energía baja en carbono, priorizando las más efectivas y sostenibles.