En el año 2022, el consumo de electricidad en Côte d’Ivoire se distribuyó principalmente entre combustibles fósiles y electricidad baja en carbono. Aproximadamente dos tercios provinieron de combustibles fósiles, con 7,67 TWh de energía fósil y una cantidad similar, 7,65 TWh, específicamente de gas. En contraste, la electricidad baja en carbono contribuyó con alrededor de un tercio del total, siendo la energía hidroeléctrica prácticamente toda esta porción, sumando 3,35 TWh dentro de los 3,45 TWh en total de electricidad baja en carbono. Comparado con el promedio global de 3638 watts por persona, que equivale a aproximadamente 31.9 TWh en un año para la población de Côte d’Ivoire, la producción eléctrica del país se halla significativamente por debajo. Esto puede limitar el desarrollo económico, restringir el acceso a servicios básicos y afectar negativamente la calidad de vida de sus habitantes.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Côte d’Ivoire podría aprender de países exitosos en la producción de energías limpias. Por ejemplo, Brasil ha logrado generar más de 100 TWh de energía eólica, mostrando que con un enfoque en el desarrollo eólico en un entorno similar, se podrían mejorar los niveles de electricidad limpia. Además, la inversión en tecnología solar, tenida en cuenta por la República Popular China con 710 TWh y Estados Unidos con 276 TWh de energía solar producida, también merece consideración. La construcción de infraestructuras para la energía solar podría adaptarse bien a las condiciones climáticas de Côte d’Ivoire, complementando los esfuerzos en energía eólica para lograr un mix energético diversificado y más sostenible. Sin embargo, también se debería considerar seriamente el desarrollo de la energía nuclear, que se ha demostrado ser una fuente confiable y de bajo impacto ambiental, como lo muestran países como Francia y Canadá.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Côte d’Ivoire ha estado dominada por la energía hidroeléctrica. Durante la década de 1980, con algunos altibajos significativos, en 1981 hubo un aumento de 0,4 TWh pero seguido de caídas en 1983 y 1984. En los años 90, se vieron incrementos y caídas menores, como en 1995 donde creció 0,6 TWh. Desde el año 2000, la variabilidad continuó, con pequeñas fluctuaciones anuales, aunque un crecimiento más estable se observó a partir de 2017 con señales de recuperación, como cuando creció casi 1 TWh acumulado entre 2018 y 2022. Este tipo de fluctuaciones resalta la necesidad de diversificación hacia otras fuentes bajas en carbono para lograr consistencia y estabilidad eléctrica en el país, incrementando así su seguridad energética.