En el año 2023, Bolivia genera un total de más de 20 TWh de electricidad, de los cuales la mayoría proviene de combustibles fósiles, específicamente gas, que representa casi 8.5 TWh, y otros derivados fósiles con 8.65 TWh. En contraste, la electricidad baja en carbono, incluyendo principalmente la energía hidroeléctrica que alcanza aproximadamente 2.31 TWh, suma un total de 3.5 TWh. Esto significa que menos de un tercio de la producción de electricidad en Bolivia es limpia. Comparando el consumo per cápita, Bolivia se encuentra significativamente por debajo del promedio mundial de 432 vatios/persona, lo que puede limitar el desarrollo económico y la calidad de vida debido a la falta de infraestructura y servicios básicos que dependen de la electricidad.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Bolivia podría aprender de otros países que han tenido éxito en esta área. Por ejemplo, Brasil ha logrado producir 96 TWh de energía eólica, una solución viable para Bolivia dada su geografía favorable para la instalación de parques eólicos. Además, la experiencia de China con 584 TWh en energía solar y 886 TWh en energía eólica puede ser de gran utilidad. De igual manera, mirar al modelo francés, que genera 336 TWh de energía nuclear, ofrece una visión clara de los beneficios de invertir en esta fuente de energía limpia y sostenible. Diversificando sus fuentes de energía baja en carbono a través de la inversión en eólica, solar y, potencialmente, nuclear, Bolivia puede reducir su dependencia de los combustibles fósiles y mitigar los efectos perjudiciales del cambio climático y la contaminación del aire.
Examinando la historia de la electricidad baja en carbono en Bolivia, se observa que ha habido fluctuaciones principalmente en la generación hidroeléctrica. Durante los años 1980, 1994, 2003, 2005, 2014, 2016, 2020, y 2023, hubo disminuciones en la producción hidroeléctrica, mientras que en años como 1993, 1999, 2006, 2011, 2013, 2015, 2017, 2018, 2019 y 2021 se notaron incrementos marginales. Recientemente, en 2022, se observó un incremento con la adición de 0.3 TWh de energía eólica, lo que marca el primer paso significativo hacia la diversificación de fuentes de electricidad baja en carbono. A través de un compromiso continuo con la expansión de energías limpias, Bolivia puede avanzar hacia un futuro energético más sostenible.