Durante el período de septiembre de 2024 a agosto de 2025, más de la mitad de la electricidad en Bolivia, específicamente el 65.62%, provino de fuentes de combustibles fósiles como el gas. El resto de la matriz eléctrica se compone de energía baja en carbono, que incluye un 27.91% de energía hidroeléctrica, seguido de cerca por contribuciones solares y eólicas con 2.98% y 2.72%, respectivamente. Aunque el sector de energía baja en carbono representa más de una tercera parte del total, el predominio del gas resalta una gran dependencia de los combustibles fósiles, lo cual plantea desafíos significativos en términos de emisiones de carbono y sostenibilidad.
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¿Está creciendo la electricidad en Bolivia?
En cuanto al crecimiento eléctrico en Bolivia, hay indicios preocupantes de una disminución. En 2025, el consumo de electricidad fue de 939 kWh por persona, una caída de 59 kWh por persona respecto al récord establecido en 2024. Este descenso refleja un retroceso en la adopción de la electricidad baja en carbono, que pasó de 379 kWh por persona a 323 kWh por persona, una reducción de 56 kWh. La baja en la generación de electricidad baja en carbono es alarmante desde una perspectiva de sostenibilidad y resalta la necesidad urgente de avanzar hacia soluciones más limpias y diversificadas.
Sugerencias
Para mejorar la generación de electricidad baja en carbono, Bolivia podría beneficiarse al observar ejemplos exitosos de otros países y regiones. Uruguay, que genera el 34% de su electricidad a través de energía eólica, o Chile, que alcanza un 24% con energía solar, ofrecen modelos a seguir. Además, Bolivia debería considerar la expansión de sus capacidades nucleares, inspirándose en países como Francia y Eslovaquia, donde la energía nuclear aporta significativamente a su matriz energética, alcanzando un 69% y 67% respectivamente. La complementariedad de solar, eólica y nuclear provee una ruta efectiva hacia un suministro eléctrico más limpio y sostenible.
Historia
En cuanto a la historia de la electricidad baja en carbono en Bolivia, el país ha tenido un camino inestable en su producción hidroeléctrica. Durante los años ochenta, el cambio era casi constante, y esta tendencia continuó en décadas posteriores. Aunque ha habido incrementos notables, como los años 2017 y 2019 con aumentos de 0.5 y 0.6 TWh respectivamente, también ha habido caídas considerables como en 2016 y 2020, con descensos de 0.7 y 0.3 TWh. Estas fluctuaciones resaltan la necesidad de estabilidad y crecimiento sostenido en el sector eléctrico baja en carbono en Bolivia. El impulso hacia el aprovechamiento de la energía solar y nuclear representa a largo plazo una vía más estable y limpia para el futuro energético del país.