Actualmente, en Bolivia, el consumo de electricidad se divide de manera significativa entre energías provenientes de combustibles fósiles y aquellas bajas en carbono. Durante el período de noviembre de 2023 a octubre de 2024, más de dos tercios de la electricidad del país, específicamente un 67%, es generada a partir de gas natural, un combustible fósil. En contraste, un poco más de un tercio de la electricidad proviene de fuentes de energía bajas en carbono. Dentro de este grupo, la energía hidroeléctrica es la más prominente, proporcionando cerca del 25% del consumo total de electricidad. Las fuentes de energía eólica y solar complementan esta cifra, generando aproximadamente un 5% y un 3% del total, respectivamente. Esto sugiere que Bolivia tiene una estructura energética en transición hacia fuentes más limpias, aunque todavía dominada por combustibles fósiles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Bolivia podría mirar hacia países que han tenido éxito en la implementación de este tipo de fuentes energéticas. Por ejemplo, Uruguay ha logrado generar un 33% de su electricidad a partir de energía eólica, demostrando que es posible ampliar significativamente esta forma de generación limpia. Asimismo, países como Chile han explotado la energía solar, alcanzando un 22% de generación, lo que sugiere que existe un potencial considerable en el ámbito solar para Bolivia. En términos de energía nuclear, que representa una considerable porción de generación baja en carbono en países como Francia, donde constituye el 68%, Bolivia podría considerar explorar esta opción para diversificar y robustecer su matriz energética.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Bolivia ha estado dominada por la energía hidroeléctrica, con fluctuaciones a lo largo de las décadas. Desde los años 80 hasta principios del siglo XXI, el país experimentó variaciones menores en la generación hidroeléctrica, alternando entre modestos aumentos y disminuciones en capacidad. En años más recientes, desde 2016, Bolivia ha visto cambios más notables. En particular, durante el año 2017, la generación hidroeléctrica aumentó significativamente, aunque 2020 y 2023 experimentaron nuevas caídas. Junto con esto, a partir de 2022, Bolivia comenzó a integrar energía eólica en su matriz con un aumento notable en su capacidad de generación. La energía hidroeléctrica sigue siendo central, pero la expansión tentativa hacia la energía eólica señala un potencial camino hacia una diversificación mayor en la generación de electricidad baja en carbono.