En Noruega, el 98.54% de su electricidad proviene de fuentes de energía baja en carbono, un logro considerable en términos de sostenibilidad. Dentro de estas fuentes, la energía hidroeléctrica representa más de las cuatro quintas partes, específicamente un 88.62%, mientras que la energía eólica contribuye con un 9.75%. Los combustibles fósiles constituyen una pequeña fracción, apenas el 1.46%. Además, Noruega es un exportador neto significativo de electricidad, lo que ayuda a los países vecinos a reducir sus propias emisiones. Sin embargo, el próximo desafío es llevar esta transición a otros sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo cual requerirá una mayor cantidad de electricidad sostenible.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Noruega podría invertir en la expansión de su capacidad de energía eólica, dado su potencial en regiones costeras y montañosas. Además, aunque en la actualidad Noruega no utiliza energía nuclear, considerar la construcción de plantas nucleares sería una estrategia robusta para asegurar una producción continua y baja en carbono. La combinación de tecnologías limpias como la eólica y la nuclear podría no solo satisfacer la creciente demanda interna, sino también aumentar las exportaciones de energía verde, ayudando a combatir el cambio climático y mejorando la calidad del aire en la región.
La historia de la electricidad baja en carbono en Noruega muestra variaciones significativas en la generación hidroeléctrica a lo largo de los años. En la década de los 80 y 90, se observaron años de incrementos sustanciales, como los 9 TWh en 1981 y los 27.2 TWh en 2005, seguidos de años con descensos drásticos, como la reducción de 23.8 TWh en 2003. En los últimos años, también se han visto fluctuaciones pronunciadas; por ejemplo, en 2020 se incrementó en 16 TWh, pero volvió a disminuir en 15.7 TWh en 2022. Estas variaciones subrayan la necesidad de diversificar las fuentes de energía baja en carbono, incluyendo la energía nuclear y la eólica, para asegurar una producción más estable y predecible.