Noruega se destaca por obtener casi la totalidad de su electricidad, más del 98%, de fuentes bajas en carbono. Este notable logro es, en gran parte, gracias a su extensivo uso de energía hidroeléctrica, que representa aproximadamente el 89% de su generación eléctrica. Además, la energía eólica contribuye alrededor del 9% al total, demostrando el compromiso del país hacia las fuentes de energía limpias. Apenas más del 1% de la electricidad proviene de combustibles fósiles, específicamente del gas, lo cual es una cifra mínima comparada con la mayoría de otros países. Sin embargo, el siguiente desafío para Noruega es la electrificación de otros sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo que requerirá un aumento significativo en la generación de electricidad.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Noruega puede considerar expandir su capacidad de energía eólica, dado que ya ha demostrado ser una opción viable y eficiente. Adicionalmente, aunque la energía nuclear no ha sido parte del mix energético tradicional de Noruega, su inclusión podría ser una estrategia para asegurar un suministro constante y confiable de electricidad limpia. La adopción de tecnologías solares también tiene potencial, especialmente durante los meses de verano con más horas de luz solar. Estas medidas no solo ayudarán a satisfacer la creciente demanda de electricidad, sino que también contribuirán a reducir aún más las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
El historial de generación de electricidad baja en carbono de Noruega muestra fluctuaciones significativas, en particular en la energía hidroeléctrica. Durante la década de los años 1980, se observaron aumentos notables, como en 1981 y 1983, con incrementos de 9 y 13 TWh respectivamente. Sin embargo, los años 90 estuvieron marcados por cambios menos estables, con grandes incrementos seguidos de caídas notables, como la disminución de 18.3 TWh en 1996. En el nuevo milenio, aunque hubo algunos años de producción significativamente alta, como el 2000, las caídas también ocurrieron con cierta frecuencia, como en 2003, cuando se experimentó una reducción de 23.8 TWh. Para la década de 2010, la tendencia general fue un incremento constante, a pesar de algunas caídas año tras año. Esto refleja el desafío y la oportunidad de ajustar y mejorar la capacidad de generación y la infraestructura para proporcionar un suministro eléctrico constante y sostenible.