En Canadá, más del 80% de la electricidad proviene de fuentes de energía de bajo carbono, una logrosa hazaña en la lucha contra el cambio climático. La energía hidroeléctrica aporta más de la mitad de esta electricidad, mientras que la nuclear contribuye con cerca del 13%. Por otro lado, las fuentes de energía fósil, como el gas y el carbón, representan casi un quinto de la generación eléctrica del país. Las energías eólica y los biocombustibles aportan aproximadamente un 6% y un 1% respectivamente. Además, Canadá es un importante exportador neto de electricidad, lo que ayuda a los países vecinos a reducir sus emisiones.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Canadá podría considerar la expansión de su ya fuerte industria nuclear. Aunque la energía nuclear ya genera una gran cantidad de electricidad, hay margen para crecer. Esta es una opción atractiva, especialmente dado que la energía nuclear es una fuente de energía limpia y estable que se puede generar independientemente de las condiciones climáticas.
En cuanto a la historia de la electricidad baja en carbono en Canadá, la producción de energía hidroeléctrica experimentó un fuerte crecimiento en la década de 1980, con aumentos significativos cada pocos años hasta el final de la década. Sin embargo, en 1989 fue una excepción, con una disminución notable en comparación con el año anterior. La energía nuclear comenzó a crecer a principios de la década de 1990 y continuó en ascenso hasta mediados de la década. La producción de energía hidroeléctrica aumentó y disminuyó en las primeras dos décadas del siglo XXI, pero generalmente ha seguido una tendencia alcista. Finalmente, parece que ha habido un enfoque renovado en la energía nuclear desde 2004, lo que podría indicar un resurgimiento de esta fuente de energía en las próximas décadas.