En Japón, el consumo de electricidad actual está dominado por los combustibles fósiles, representando más de la mitad del total, específicamente alrededor del 65%. Estos combustibles fósiles se desglosan principalmente en gas, que constituye casi un tercio de la generación eléctrica, y carbón, que representa cerca de otro tercio. Mientras tanto, la electricidad baja en carbono contribuye con aproximadamente un tercio del total, destacando la energía solar con un poco más del 10%, y la hidroeléctrica y nuclear, cada una con cerca del 8.5%. La contribución de la energía eólica es cercana a ninguno, y los biocombustibles añaden un modesto 4%. Estos datos corresponden al periodo de octubre de 2023 a septiembre de 2024, cubriendo un año completo de variaciones estacionales.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Japón podría enfocarse en la expansión de la energía solar, una fuente que ya tiene un papel importante en el mix energético del país. Observando a otros países exitosos, Francia y Eslovaquia han alcanzado más de la mitad de su generación eléctrica a través de la energía nuclear, lo que podría ser un modelo a seguir para Japón dado que también ha tenido capacidad nuclear significativa en el pasado. Por otro lado, Dinamarca y Lituania han demostrado que la energía eólica puede contribuir con un porcentaje considerable, con 59% y 34%, respectivamente. Estas estrategias pueden servir como inspiración para Japón, que podría combinar el fortalecimiento de la energía solar con la ampliación de su capacidad nuclear y la integración progresiva de energía eólica.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Japón ha experimentado importantes fluctuaciones, particularmente en la energía nuclear. En las décadas de 1970 y 1980, Japón aumentó significativamente su generación nuclear, con incrementos destacados durante esos años. Sin embargo, en la primera década del siglo XXI, hubo caídas notables en la energía nuclear, especialmente impactante fue la disminución masiva de 2011. A pesar de estas caídas, en 2018 y años recientes, como 2023, la energía nuclear ha visto un renacimiento parcial con incrementos cuantificables. Este historial subraya la necesidad de políticas eléctricas consistentes y adaptaciones tecnológicas para maximizar el uso óptimo de fuentes bajas en carbono en Japón.