En 2024, la electricidad en Japón se genera principalmente a partir de combustibles fósiles, que constituyen poco más de dos tercios (68.5%) de toda la producción eléctrica. El gas y el carbón tienen participaciones casi iguales, representando aproximadamente un tercio cada uno del total. Sin embargo, Japón también ha realizado avances significativos en la generación de electricidad baja en carbono, que representa alrededor de un tercio (31.5%) de su mezcla eléctrica. Dentro de esta categoría, la energía solar es la más destacada con casi un 10% de participación, seguida de cerca por la nuclear con algo más del 8%, y la hidroeléctrica con casi el mismo porcentaje que la nuclear. Aunque la energía eólica todavía tiene un papel limitado, cada segmento de electricidad baja en carbono contribuye a un futuro más limpio y sostenible, y merece atención para su expansión.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Japón puede aprender de los éxitos de otros países. Francia y Eslovaquia son ejemplos destacados, generando más de la mitad de su electricidad a partir de energía nuclear segura y eficiente. A nivel de energías eólicas, Dinamarca lidera con más de la mitad de su electricidad proveniente de esta fuente limpia, mientras que países como Irlanda y los Países Bajos también destacan en la integración de energía eólica en su matriz eléctrica. Japón, dada su geografía isleña y su alta capacidad tecnológica, podría beneficiarse enormemente al seguir un camino similar, maximizando tanto la energía nuclear como la eólica, mientras optimiza el despliegue de sus ya exitosas instalaciones solares.
La historia de la electricidad baja en carbono en Japón muestra un crecimiento notable, aunque no sin desafíos significativos. Durante las décadas de los 70 y 80, la energía nuclear experimentó aumentos significativos en la generación. Sin embargo, a partir del año 2002, Japón sufrió varios declives en su producción nuclear, siendo el más grave en 2011 cuando se registró una disminución drástica de 186.5 TWh. Esto subraya la importancia de establecer políticas a largo plazo para una expansión segura y sostenida de la energía nuclear. A pesar de este revés, ha habido recuperaciones parciales significativas en años recientes, destacándose incrementos en 2018 y 2023, lo que refleja el potencial de la energía nuclear para desempeñar un rol central en el futuro energético limpio de Japón, siempre y cuando se aprenda de estas experiencias pasadas.