En la actualidad, más de dos tercios del consumo de electricidad en la Unión Europea (UE) proviene de fuentes de energía bajas en carbono. De estas fuentes limpias, la energía nuclear representa una parte significativa con casi un cuarto del total, mientras que la energía eólica aporta casi una quinta parte. Anaerobicamente, la energía hidroeléctrica y solar contribuyen con más de una décima parte cada una. Por otro lado, los combustibles fósiles, aunque todavía presentes, cubren menos de un tercio del consumo, destacándose el gas y el carbón como los principales. El uso de biocombustibles es minoritario, cubriendo una pequeña fracción del total. La UE continúa su esfuerzo en la transición hacia una electricidad más limpia, donde las energías bajas en carbono desempeñan un papel fundamental.
¿Está creciendo la electricidad en UE?
En cuanto al crecimiento del consumo eléctrico en la UE, la tendencia reciente indica una ligera disminución en comparación con su récord histórico. Actualmente, el consumo total de electricidad es de alrededor de 6084 kWh por persona, lo cual es menor que el pico alcanzado en 2008, con una diferencia de cerca de 775 kWh por persona. Sin embargo, es alentador observar que la generación de electricidad baja en carbono ha aumentado, alcanzando los 4328 kWh por persona, sobrepasando el récord anterior de 2023. Este avance denota un compromiso continuo con el incremento de la producción de energía limpia, aunque queda trabajo por hacer para aumentar el consumo total en respuesta a las futuras necesidades energéticas derivadas de la electrificación y el avance de áreas como la inteligencia artificial.
Sugerencias
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, la UE debería enfocar sus esfuerzos en expandir tecnologías ya eficaces como la energía nuclear, eólica, y solar. Países como Francia y Eslovaquia destacan por su alta dependencia y éxito en energía nuclear, representando más de la mitad de su generación eléctrica. Asimismo, Dinamarca e Irlanda son ejemplos a seguir en la generación eólica. La UE podría beneficiarse al estudiar e implementar políticas exitosas de estas naciones. Además, siguiendo el ejemplo de Grecia y Chile, un énfasis renovado en la energía solar podría impulsar significativamente la capacidad de generación limpia, dada su creciente contribución en los últimos años.
Historia
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en la UE ha mostrado distintas tendencias. Desde principios de la década de 1980, hubo un auge notable en la energía nuclear, particularmente en los años 1981, 1984 y 1985, con incrementos significativos. Sin embargo, a partir de 2009, se observaron declives preocupantes en la producción nuclear, especialmente en 2020 y 2022. Por otro lado, la energía hidroeléctrica ha tenido fluctuaciones, como las caídas significativas en 1989 y 2002, aunque con ciertos repuntes recientes, especialmente en 2023. La energía solar, por su parte, ha mostrado un crecimiento constante, con un importante incremento en 2024, consolidándose como una opción viable y sostenible para el futuro energético de la región. Este panorama subraya la necesidad de un enfoque continuo y decidido hacia fuentes de electricidad bajas en carbono, con la energía nuclear y solar a la vanguardia de esta transición.