En el año 2024, el consumo eléctrico en España está dominado principalmente por fuentes bajas en carbono, representando más de tres cuartas partes de la producción total, lo que es motivo de celebración. Dentro de estas fuentes, la energía eólica aporta casi una cuarta parte, mientras que la solar se aproxima a una quinta parte. La energía nuclear también tiene un papel significativo, con casi una quinta parte de la generación eléctrica baja en carbono. La contribución de la energía hidroeléctrica, aunque no tan grande, sigue siendo relevante, representando más de una décima parte de la producción total. Por otro lado, los combustibles fósiles, entre los que el gas es el más destacado, apenas superan una quinta parte del total de la electricidad generada, mientras que el carbón contribuye con una fracción mínima, lo que subraya un claro enfoque hacia la energía limpia.
¿Está creciendo la electricidad en España?
Aunque la electricidad baja en carbono está en aumento, el consumo total de electricidad por persona ha disminuido desde el pico registrado en 2008. En 2024, el consumo es de 5836 kWh/persona, lo que representa una reducción significativa respecto al récord anterior de 6786 kWh/persona en 2008. Esta disminución de 951 kWh/persona es motivo de preocupación, ya que el crecimiento del consumo eléctrico es vital para satisfacer las demandas futuras. Sin embargo, es alentador ver un incremento en la generación eléctrica baja en carbono en 2024, alcanzando 4479 kWh/persona, lo que significa un avance positivo de 276 kWh/persona desde el récord anterior en 2023.
Sugerencias
Para continuar aumentando la generación eléctrica baja en carbono en España, es crucial seguir invirtiendo en las tecnologías que ya están generando gran cantidad de electricidad, específicamente la energía solar y nuclear. Tomando como referencia el éxito de países como Francia y Eslovaquia, donde la energía nuclear representa una mayoría significativa de su matriz energética, España podría expandir su capacidad nuclear para obtener beneficios similares. Además, mirando el ejemplo de Dinamarca e Iowa, donde la energía eólica contribuye con más del 50% de su generación eléctrica, España debería considerar la expansión de su infraestructura eólica para maximizar su potencial. Este enfoque estratégico no solo contribuiría a un aumento en la capacidad de generación baja en carbono sino que también ayudaría a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar el impacto del cambio climático.
Historia
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en España ha experimentado varios altibajos. En las décadas de 1970 y 1980, se registraron variaciones significativas tanto en energía hidroeléctrica como nuclear. En particular, la década de 1980 vio un notable incremento de la energía nuclear en 1984, mientras que la energía hidroeléctrica experimentó varios descensos abruptos, como en 1980 y 1989. Avanzando hacia principios del siglo XXI, la generación hidroeléctrica mostró un patrón continuo de subidas y caídas, con incrementos significativos en años como 1996 y 2003, pero también descensos marcados en 2002 y 2004. Más recientemente, en 2023, la energía solar presentó un repunte positivo, llevando a un aumento significativo de 12.9 TWh, demostrando el potencial de crecimiento en esta área y la necesidad de seguir avanzando en su desarrollo. La historia destaca la importancia de no reducir drásticamente la energía nuclear, reafirmando que las inversiones consistentes en energía limpia son cruciales para los objetivos futuros de sostenibilidad y seguridad energética.
Electrificación
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