Actualmente, el consumo de electricidad en India se compone predominantemente de fuentes de combustibles fósiles, representando más de tres cuartas partes (77%) de su suministro eléctrico total. Dentro de este grupo, la mayor parte proviene del carbón, que constituye casi las tres cuartas partes de la generación total de electricidad, mientras que el gas aporta una fracción menor. Por otro lado, las fuentes de electricidad baja en carbono ascienden a un poco más de una quinta parte (23%) del suministro eléctrico. Dentro de estas fuentes limpias, la energía hidroeléctrica es la protagonista con alrededor del 7%, seguida de cerca por la solar con un 7% y la eólica con cerca de un 5%. La energía nuclear, aunque todavía pequeña, y los biofuels, juntos, aportan un pequeño pero significativo porcentaje al total de electricidad generada. Este panorama abarca desde agosto de 2023 hasta julio de 2024, indicando que India aún depende considerablemente de los combustibles fósiles para su generación de electricidad, con un esfuerzo creciente hacia la adopción de fuentes bajas en carbono.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, India puede aprender de otros países que han implementado con éxito estrategias en este ámbito. Francia, por ejemplo, genera más de dos tercios de su electricidad a través de la energía nuclear, demostrando el potencial de esta tecnología para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Países como Dinamarca y Uruguay han explotado exitosamente la energía eólica, produciendo más de la mitad y un tercio de su suministro eléctrico, respectivamente, a partir de esta fuente. Además, Chile y Grecia han mostrado un progreso notable en la energía solar con poco más de una quinta parte de su electricidad proveniente de esta fuente. Este ejemplo demuestra que, con políticas de apoyo adecuadas y las inversiones necesarias, India podría capitalizar el potencial solar y eólico que posee, junto con una expansión estratégica de la energía nuclear para diversificar sus fuentes limpias.
Históricamente, la adopción de electricidad baja en carbono en India ha mostrado tendencias interesantes a lo largo de las décadas. En los años finales del siglo XX, como en 1988, la energía hidroeléctrica experimentó un crecimiento, con aumentos de generación significativos varios años luego, particularmente en 2005, 2011 y 2013. Sin embargo, hubo caídas importantes en años como 2012, y más recientemente en 2023, lo que sugiere posibles desafíos en su gestión y desarrollo. Por otro lado, la energía solar comenzó a mostrarse más prominente en la última década, viendo incrementos notables desde 2017 hasta 2023, destacando su rápido crecimiento como una opción viable y limpia para el futuro. También ha habido un considerable repunte en la generación eólica en 2023, marcando un enfoque diversificado y prometedor hacia una mezcla energética más limpia y sostenible para India. La historia de la energía nuclear no es tan prominente, pero su potencial es claro. Con estas lecciones del pasado y ejemplos internacionales, India está bien posicionada para hacer que su futuro eléctrico sea más verde y limpio.