En Lituania, el consumo de electricidad en 2024 se caracteriza por una combinación de fuentes de energía baja en carbono y de combustibles fósiles. Más de la mitad de la electricidad proviene de fuentes bajas en carbono, con cerca del 47% de la electricidad generada desde energía eólica, solar, energía hidroeléctrica y biocombustibles. Las importaciones netas contribuyen con casi el 42% del consumo energético, mientras que los combustibles fósiles, incluyendo el gas, constituyen alrededor del 11%. La energía eólica representa una porción significativa con más del 26%, mientras que la energía solar contribuye con un poco más del 11%. Es evidente que Lituania está avanzando hacia un sistema energético más limpio, aunque las importaciones de electricidad y el uso de combustibles fósiles todavía son considerables.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Lituania debería enfocarse en la expansión de las tecnologías eólica y solar, ya que ya contribuyen en gran medida a su matriz energética. Fortalecer la infraestructura para estas dos fuentes podría reducir la dependencia de las importaciones netas. Además, Lituania podría aprender de países como Dinamarca, que han demostrado un gran éxito con la energía eólica, obteniendo el 52% de su electricidad de esta fuente limpia. Lituania también podría considerar el desarrollo de la energía nuclear, inspirándose en países europeos como Eslovaquia y Francia, donde la energía nuclear constituye más del 60% de la generación de electricidad, ayudando a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a garantizar una generación eléctrica fiable y continua.
Históricamente, la electricidad baja en carbono en Lituania ha experimentado fluctuaciones, especialmente en el sector nuclear. En la última década del siglo XX, la producción de electricidad nuclear experimentó múltiples altibajos, con incrementos significativos hasta mediados de los años 90, seguidos de caídas considerables a partir de 1999. En los años recientes, concretamente en 2023 y 2024, se han registrado incrementos constantes en la producción de energía eólica, sugiriendo un enfoque creciente hacia fuentes bajas en carbono. Las disminuciones pasadas en la contribución nuclear subrayan la importancia de inversiones estratégicas y sostenidas en energía baja en carbono para asegurar que los logros energéticos sean duraderos y beneficien tanto el medio ambiente como la economía local.