En Colombia, el consumo de electricidad en 2023 muestra una clara distinción entre energías bajas en carbono y combustibles fósiles. Más de la mitad de la energía eléctrica proviene de fuentes bajas en carbono, generando aproximadamente 58 TWh, de los cuales la gran mayoría, unos 54 TWh, es de energía hidroeléctrica. Las energías fósiles, por su parte, contribuyen con alrededor de 29 TWh, siendo el gas la fuente principal con cerca de 16 TWh, seguido por el carbón con casi 10 TWh y el petróleo con poco más de 3 TWh. A nivel global, el consumo promedio es de 432 vatios por persona, mientras que en Colombia es menor, lo que podría ser un indicio de retos en términos de accesibilidad y calidad de vida debido a bajos niveles de generación eléctrica.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Colombia puede aprender de otros países que han tenido éxito en este campo. Por ejemplo, la energía eólica en Brasil genera 96 TWh, demostrando que es posible aumentar significativamente esta fuente en un país con condiciones climáticas similares. La energía solar también presenta una gran oportunidad; India genera 113 TWh de energía solar y es un ejemplo claro de cómo se puede explotar esta tecnología. Además, la energía nuclear podría ser una opción viable, considerando los ejemplos de Francia y Canadá, que generan unos 336 TWh y 89 TWh respectivamente. La diversificación con más fuentes como la eólica y solar podría ayudar a Colombia a reducir su dependencia de fuentes fósiles y mejorar su sostenibilidad energética.
La historia de la generación eléctrica baja en carbono en Colombia ha estado marcada principalmente por fluctuaciones en la energía hidroeléctrica. En la década de 1980 y mediados de los 90 hubo aumentos constantes excepto en 1992 y 1997 cuando hubo caídas significativas. A partir de 2000, se observaron caídas notables en años como 2009 y 2018, pero también incrementos destacables como en 2011 y 2017, reflejando un crecimiento inestable. Los últimos años han destacado una vez más esta volatilidad con una disminución en 2023 de casi 5 TWh. Este historial sugiere la necesidad de diversificar más las fuentes de generación baja en carbono para mitigar los efectos de tales fluctuaciones y asegurar una oferta más estable de electricidad limpia.