En el último periodo de doce meses, de noviembre de 2023 a octubre de 2024, la electricidad en Colombia ha mostrado una fuerte dependencia de fuentes bajas en carbono, con más de la mitad de su electricidad proveniente de estas fuentes. En particular, la energía hidroeléctrica es la columna vertebral de la generación eléctrica en el país, representando aproximadamente el 57% del total. Adicionalmente, las fuentes de energía como solar y biocombustibles contribuyen con pequeñas porciones, siendo del 3% y 2% respectivamente, al total de electricidad baja en carbono. Por otro lado, más de un tercio de la electricidad se genera a partir de combustibles fósiles, con el gas, el carbón y el petróleo representando el 19%, 14% y 4% respectivamente. Este panorama muestra que, aunque Colombia ha avanzado en la adopción de electricidad baja en carbono, sigue habiendo una dependencia significativa de los combustibles fósiles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Colombia puede beneficiarse de las lecciones aprendidas de otros países que han logrado transiciones exitosas hacia una matriz eléctrica más sostenible. Países como Uruguay han avanzado considerablemente en la adopción de la energía eólica, alcanzando un 33% de su generación eléctrica total, un camino que Colombia podría considerar dado el potencial eólico del país. Además, Francia y Eslovaquia han destacado por su alta proporción de generación nuclear, que alcanza el 68% y 60% respectivamente. Aunque Colombia no cuenta con plantas nucleares actualmente, el desarrollo de esta tecnología podría diversificar su matriz eléctrica y disminuir aún más su dependencia de los combustibles fósiles. La expansión de la energía solar también representa una oportunidad viable, como se observa en países con condiciones similares, como Chile, que genera un 22% de su electricidad a través de energía solar.
Históricamente, la energía hidroeléctrica ha sido fundamental en el suministro de electricidad baja en carbono en Colombia. Desde mediados de la década de 1980 hasta principios de 2020, la generación hidroeléctrica ha experimentado fluctuaciones significativas. En los años 80 y 90, hubo años de aumentos notables, como en 1986 y 1993, con incrementos de cerca de 3 y 6 TWh respectivamente. Sin embargo, también se registraron descensos importantes, particularmente en 1992 y 2009 con reducciones de aproximadamente 5 TWh. Recientemente, en 2021, hubo un aumento considerable de más de 12 TWh que contrastó con descensos en 2023 y 2024. Esta volatilidad destaca la importancia de diversificar las fuentes bajas en carbono para garantizar la estabilidad y sostenibilidad del suministro eléctrico en el futuro.