En el año 2024, la situación del consumo eléctrico en Chequia está caracterizada por una significativa inclinación hacia la generación de electricidad baja en carbono, con más de la mitad de la electricidad (casi el 58%) siendo generada por fuentes de energía baja en carbono. De este porcentaje, una mayor parte proviene de la energía nuclear, que constituye casi el 41% del total, y que se destaca como la principal fuente de energía limpia en el país. Energías como la solar, la hidroeléctrica y los biocombustibles también contribuyen aunque en menor proporción, sumando alrededor del 16% en conjunto. Por otro lado, los combustibles fósiles todavía representan el 42% de la producción eléctrica, siendo el carbón el principal componente con aproximadamente el 37%, seguido del gas que suma poco más del 5%. Esta dependencia de los combustibles fósiles sigue siendo una fuente de preocupación debido a sus conocidas contribuciones al cambio climático y a la contaminación del aire.
Chequia tiene un notable potencial para aumentar su capacidad de generación eléctrica baja en carbono. Siguiendo el camino de países con experiencias exitosas, el incremento de la capacidad nuclear puede ser una solución eficiente y efectiva. Chequia ya tiene una fuerte base en energía nuclear, y la expansión de esta capacidad podría ser un paso positivo hacia un futuro más limpio. Podría aprender significativamente de Francia, donde la electricidad nuclear representa el 68%, un claro ejemplo de cómo la inversión en este tipo de energía puede reducir las emisiones de carbono. De manera similar, la implementación de tecnologías eólicas podría inspirarse en el éxito visto en Dinamarca e Irlanda, donde la energía eólica constituye un significativo 52% y 32% respectivamente. La diversificación con energía solar, observando modelos en países como Grecia y Hungría, podría llevar a Rubia hacia un mix energético predominantemente limpio.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Chequia ha visto cambios notables, especialmente relacionados con la energía nuclear. En los años 80, específicamente alrededor de 1986 a 1988, hubo un incremento sustancial en la generación nuclear, con aumentos anuales notables. En la década de los 2000, el periodo de 2001 a 2003 mostró un aumento constante, alcanzando un pico de aumento de 7,1 TWh en 2003. Sin embargo, ha habido periodos de disminución significativos, concretamente en 2005, con una caída de 1,6 TWh, y más marcadamente en 2015 y 2016 cuando la generación nuclear se redujo drásticamente en 3,5 y 2,7 TWh respectivamente. Estas reducciones son preocupantes, considerando la importancia crucial de la energía nuclear para un futuro energético limpio. Afortunadamente, desde entonces, ha habido esfuerzos para corregir el rumbo; la generación solar, por ejemplo, ha incrementado constantemente, viendo un aumento notable en 2011 y nuevamente en 2024, lo que refuerza el compromiso hacia una cartera más diversa de energía baja en carbono.