En el período comprendido entre julio de 2023 y junio de 2024, el consumo de electricidad en Chipre ha estado dominado por los combustibles fósiles, que constituyen casi el 78% de la electricidad generada, con el petróleo siendo la fuente exclusiva. En contraste, las fuentes de electricidad baja en carbono representan poco más del 22% del total. Dentro de este grupo, la energía solar es la principal contribuyente, generando aproximadamente el 17% de la electricidad, mientras que la energía eólica aporta alrededor del 4%. Este desbalance muestra una significativa dependencia de combustibles fósiles y subraya la necesidad de un cambio hacia fuentes de energía más limpias para disminuir las emisiones y mitigar los impactos del cambio climático.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Chipre podría expandir significativamente su capacidad solar, dada la ya notable contribución de esta fuente. Esto implicaría invertir en la instalación de más paneles solares y mejorar las infraestructuras de almacenamiento energético para gestionar la intermitencia. Además, Chipre puede aprender de países como Dinamarca e Irlanda, que han tenido un gran éxito en la generación de electricidad a partir de la energía eólica, logrando casi el 61% y el 34% respectivamente. Estas naciones han desarrollado marcos regulatorios favorables, incentivos económicos y fuertes inversiones en infraestructuras para alcanzar estas cifras. Chipre podría adaptar prácticas similares para optimizar su propia producción de energía baja en carbono, aprovechando también sus condiciones favorables para la energía solar.
La historia reciente de generación de electricidad baja en carbono en Chipre muestra un crecimiento gradual y sostenido, particularmente en energía solar. A partir de 2015, la generación solar comenzó a aumentar, con incrementos de 0.1 TWh casi cada año, alcanzando 0.2 TWh adicionales en 2021 y nuevamente en 2023. En cuanto a la energía eólica, se observa un aumento inicial en 2011 y 2012, pero con una estabilización y ligera disminución en los años siguientes. Este patrón sugiere que mientras la energía solar ha mostrado un crecimiento constante, la energía eólica ha tenido un progreso más irregular. Un enfoque renovado y estratégico en la expansión eólica, inspirado por los éxitos de otras naciones, podría complementar los esfuerzos solares y favorecer un mix energético más limpio en el futuro.