En 2023, es digno de destacar que Eslovaquia obtiene más del 85% de su electricidad de fuentes bajas en carbono. Esto es en gran medida gracias a la energía nuclear, que proporciona más de la mitad de la electricidad del país, y a la energía hidroeléctrica, que aporta casi un tercio. El resto proviene de bioenergía y energía solar, mientras que la energía fósil representa algo más del 10%. La porción de electricidad generada por combustibles fósiles se divide casi equitativamente entre el gas y el carbón, seguidos de cerca por el petróleo. Eslovaquia juega un papel valioso en contribuir a disminuir las emisiones de los países vecinos al ser un exportador neto de electricidad.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono aún más, Eslovaquia podría considerar expandir su ya significativa contribución nuclear. Esta forma de energía baja en carbono ya ha demostrado ser exitosa en el país, y proporciona una ruta viable para reducir aún más la dependencia de los combustibles fósiles. Las tecnologías nucleares existentes y comprobadas podrían potencialmente ampliarse para satisfacer las crecientes demandas de sectores como el transporte, la calefacción y la industria.
En cuanto a la historia de la generación eléctrica baja en carbono en Eslovaquia, ha habido cambios significativos a lo largo de los años. En la década de 1980, se observó un aumento en la generación de energía nuclear, con un aumento notable en 1986. En los años 90, tanto la energía nuclear como la hidroeléctrica experimentaron aumentos y disminuciones en la generación de electricidad. El nuevo milenio trajo un aumento en la generación nuclear, especialmente en 2000 con un aumento notable. Sin embargo, hubo períodos de disminución en la generación de energía nuclear e hidroeléctrica en la década de 2000. En 2023, la generación de energía nuclear y hidroeléctrica mostró un aumento, mientras que la bioenergía experimentó una disminución. Vale la pena reconsiderar este declive, siendo la bioenergía una fuente de energía baja en carbono.