Actualmente, Eslovaquia ha logrado un notable avance al obtener más del 87% de su electricidad de fuentes bajas en carbono. Dentro de estas, la energía nuclear representa casi el 60%, mientras que la energía hidroeléctrica contribuye con más de una quinta parte de la electricidad total. Esto no solo subraya la sostenibilidad del sistema eléctrico eslovaco, sino que también permite al país ser un exportador neto de electricidad, ayudando a sus vecinos a disminuir sus emisiones. Sin embargo, para continuar este progreso, Eslovaquia enfrenta el desafío de electrificar otros sectores, como el transporte, la calefacción y la industria, lo cual demandará una mayor cantidad de electricidad. Aunque la participación actual de combustibles fósiles es baja, con el gas a casi el 7% y el carbón, petróleo y biocombustibles combinados a alrededor del 5%, es crucial seguir disminuyendo su uso debido a los impactos negativos en el clima y la calidad del aire.
Para que Eslovaquia aumente su generación de electricidad baja en carbono, una estrategia efectiva sería expandir sus capacidades nucleares actuales. Dadas las bases existentes en energía nuclear, esta tecnología ofrece una forma consistente de generar grandes cantidades de electricidad limpia. Además, invertir en otras fuentes como la energía solar podría complementar esta infraestructura, permitiendo una combinación aún más fuerte de energías bajas en carbono. Este enfoque no solo sustentaría el abastecimiento energético interno, sino que también consolidaría la posición de Eslovaquia como un proveedor confiable y verde para otros países.
La historia de la electricidad baja en carbono en Eslovaquia muestra un compromiso gradual con las tecnologías limpias. En la década de 1980, específicamente en 1986, hubo un aumento significativo en la generación nuclear de 2.3 TWh. En los años 90, tanto la energía hidroeléctrica como la nuclear tuvieron periodos de crecimiento, especialmente en 1993 y 1994, pero también algunas disminuciones, como en 1995 y 1999. Es importante mencionar los declives importantes en energía nuclear en 2007 y 2009, períodos críticos que resaltan la necesidad de una infraestructura más robusta y resiliente. Más recientemente, en 2023, se observó un notable crecimiento tanto en energía nuclear como en hidroeléctrica, lo que reafirma el fuerte liderazgo de Eslovaquia en la promoción de tecnologías bajas en carbono. Con tal trayectoria, Eslovaquia está bien posicionada para continuar su camino hacia un futuro eléctrico más limpio y eficiente.