En 2024, el consumo de electricidad en Portugal está compuesto en su mayoría por energía baja en carbono, representando más del 69% del total. Dentro de esta categoría, la energía eólica y la energía hidroeléctrica son las principales fuentes, aportando cada una aproximadamente una cuarta parte del suministro eléctrico del país. Además, las importaciones netas de electricidad también contribuyen con cerca de una quinta parte al suministro de baja emisión. En contraposición, los combustibles fósiles representan poco más del 12% del consumo eléctrico total, mientras que la energía solar, aunque también es baja en carbono, se acerca al 12%. A pesar de ser modesta, la participación de los biocombustibles se encuentra alrededor del 7%.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Portugal podría centrar sus esfuerzos en expandir las capacidades existentes de energía eólica y solar, ya que ambas tecnologías ya generan cantidades significativas de electricidad en el país. Además, observando ejemplos internacionales, Portugal puede aprender de Dinamarca, que ha logrado generar más de la mitad de su electricidad mediante energía eólica. Asimismo, aunque Portugal no utiliza actualmente energía nuclear, podría considerar en el futuro aprender de países como Francia, donde la energía nuclear representa una gran parte del suministro eléctrico, lo que asegura emisiones bajas de carbono y estabilidad en el suministro.
La historia de la electricidad baja en carbono en Portugal ha estado marcada por fluctuaciones significativas en la generación de energía hidroeléctrica. Desde finales de los años setenta, se han registrado tanto aumentos como descensos destacados en la producción hidroeléctrica, reflejando la naturaleza variable de este recurso. Particularmente, los años noventa vieron una serie de disminuciones en comparación con el auge de 1996 y 2003. La primera década del siglo XXI continuó esta tendencia de altibajos, con notables incrementos en 2010 y 2013, seguidos de descensos en los años siguientes. Estos cambios subrayan la importancia de diversificar las fuentes de electricidad verde para minimizar los impactos de las variaciones climáticas en la generación de energía hidroeléctrica. Con una estrategia adecuada, Portugal puede seguir avanzando hacia un sistema eléctrico más limpio y sostenible.