En el período de septiembre de 2023 a agosto de 2024, Chile ha estado impulsando una transición significativa hacia la electricidad baja en carbono con notables progresos. Más de dos tercios de la electricidad proviene de fuentes limpias, destacándose la energía hidroeléctrica, que representa un poco menos de un tercio de la generación total. Además, la solar y la eólica también juegan un papel crucial, generando alrededor del 21% y 12%, respectivamente. En comparación, los combustibles fósiles todavía constituyen cerca de un tercio del mix energético, con el carbón y el gas como principales contribuidores dentro de esta categoría, sumando casi igual proporción. Este énfasis en la electricidad baja en carbono posiciona a Chile en una senda positiva hacia la sostenibilidad, aunque todavía queda espacio para reducciones más significativas en el uso de combustibles fósiles.
Para incrementar aún más la generación de electricidad baja en carbono, Chile debería considerar la ampliación de sus capacidades en energía solar y eólica, ya que estas fuentes han demostrado ser efectivas en el contexto chileno. También podría Chile aprender de países con características y objetivos similares. Por ejemplo, Uruguay ha logrado que más de un tercio de su generación eléctrica provenga de la energía eólica. Asimismo, sería beneficioso analizar cómo países como Dinamarca han integrado la energía eólica en su matriz eléctrica alcanzando un 61% de su generación total. Estas experiencias exitosas en energía eólica podrían proporcionar lecciones valiosas sobre cómo aumentar eficientemente la participación de la energía eólica y solar en el país.
La historia de la electricidad baja en carbono en Chile muestra un progreso diverso a lo largo de las décadas. En los años 90, la energía hidroeléctrica experimentó un crecimiento constante, al que siguieron fluctuaciones durante los años 2000, con ciertos descensos notables en 2007 y 2010. Hacia la década de 2010, la expansión fue más moderada, aunque con algunas recuperaciones, como en 2014 y los años recientes hasta 2024 con incrementos tanto en solar como en hidroeléctrica. Un avance importante se observó en la energía solar desde 2021, cuando comenzó a aportar significativamente más a la matriz eléctrica del país, destacando en 2022 y 2023. Esta evolución refleja una transición clave hacia un sistema más limpio, atractivo para reducir aún más el impacto de los combustibles fósiles y potencialmente integrar otras fuentes bajas en carbono como la energía nuclear, considerada altamente eficiente y segura.