En Chile, el estado actual del consumo de electricidad muestra una dependencia destacada de fuentes de energía baja en carbono. En los últimos 12 meses, de julio de 2024 a junio de 2025, más de dos tercios de la electricidad producida provino de fuentes bajas en carbono. La energía hidroeléctrica y la solar son las principales contribuyentes dentro de este grupo, con cada una generando aproximadamente una cuarta parte del total de la electricidad del país. La energía eólica también es significativa, contribuyendo con más de una décima parte. Por otro lado, los combustibles fósiles representan casi un tercio del total, con el carbón y el gas siendo los mayores protagonistas. El petróleo, por su parte, representa una parte mínima del mix energético. Estos datos resaltan un enfoque considerable hacia la producción de electricidad más limpia, aunque todavía hay margen para disminuir la dependencia de las fuentes fósiles.
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¿Está creciendo la electricidad en Chile?
El consumo de electricidad per cápita en Chile parece estar algo estancado, o incluso en ligero declive, si consideramos los datos más recientes. En 2025, el consumo total de electricidad fue de 4387 kWh por persona, un descenso de 145 kWh en comparación con el récord histórico de 4532 kWh por persona en 2022. La generación de electricidad baja en carbono también ha disminuido, con una reducción de 53 kWh por persona desde su récord en 2024. Este declive es preocupante, especialmente en un contexto global donde la demanda de electricidad más limpia sigue creciendo. El estancamiento en el crecimiento de la electricidad, particularmente la baja en carbono, puede implicar desafíos futuros para la sostenibilidad energética y el cumplimiento de los objetivos de energía limpia.
Sugerencias
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono en Chile, es crucial expandir las energías solar y eólica, dado su potencial demostrado en el país. El ejemplo de países como Dinamarca, donde casi el 55% de la electricidad proviene de la energía eólica, o estados como Iowa con un 60%, subraya la viabilidad de esta expansión. Además, la inclusión de la energía nuclear es una estrategia que no debe pasarse por alto. Francia es un referente notable, con el 68% de su electricidad proveniente de energía nuclear, demostrando así su potencial para contribuir significativamente a un mix energético más limpio. Chile podría beneficiarse al estudiar y posiblemente adoptar políticas energéticas y sistemas de soporte para estas tecnologías bajas en carbono ya exitosas en otras regiones.
Historia
La historia reciente de la electricidad baja en carbono en Chile evidencia tanto progresos como desafíos. En los años 90, la energía hidroeléctrica experimentó un crecimiento notable, aunque algunos años como 1998 y 1999 sufrieron caídas significativas. La década de 2000 estuvo marcada por un crecimiento robusto, especialmente en 2005 y 2006. Los últimos años han visto fluctuaciones, con periodos de decrecimiento como en 2010 y 2019, pero también aumentos significativos en la generación solar desde 2021. Este panorama mixto resalta la necesidad de una estrategia clara para ampliar le generación de electricidad baja en carbono, maximizar su estabilidad, y asegurar que el crecimiento no solo sea un evento aislado, sino una tendencia sostenida.