En el período comprendido entre septiembre de 2023 y agosto de 2024, el consumo de electricidad en Chile muestra una clara inclinación hacia las fuentes de energía baja en carbono. Más de dos tercios de la electricidad (69.14%) se genera mediante tecnologías bajas en carbono, donde la energía hidroeléctrica representa poco más del 30%. La solar también contribuye significativamente con casi el 21%, y la energía eólica representa casi un 12%. El uso de biocombustibles es menor, con poco más del 5%. Sin embargo, aún hay una dependencia considerable de los combustibles fósiles, que aportan aproximadamente el 31% de la electricidad, con el carbón y el gas como los principales contribuyentes, generando el 16% y el 14% respectivamente.
Para que Chile aumente su generación eléctrica baja en carbono, es esencial expandir sus capacidades solares y eólicas, ya que estas tecnologías ya forman una parte sustancial de la matriz energética del país. Mirando ejemplos internacionales, Uruguay y Dinamarca son modelos a seguir con su gran capacidad eólica, produciendo 36% y 59% de su electricidad a partir de esta fuente, respectivamente. Chile podría aplicar estrategias similares para maximizar el potencial de sus recursos naturales abundantes, como el viento y el sol, mientras explora el desarrollo de la energía nuclear, considerando cómo países como Francia, con un notable 67% de su electricidad proveniente de fuentes nucleares, han logrado una generación de energía baja en carbono altamente eficaz y confiable.
Históricamente, Chile ha estado mejorando gradualmente su capacidad de generación eléctrica baja en carbono. Durante la década de 1990, se observó un incremento en la producción hidroeléctrica, especialmente en 1991 y 1992, con aumentos de 4.2 y 3.6 TWh respectivamente. La energía hidroeléctrica tuvo altibajos durante los primeros años del siglo XXI, con años de disminución significativa, como en 2007 y 2010 cuando se redujo en 6 y 3.6 TWh, pero continuó recuperándose en años posteriores. En 2021, la solar empezó a mostrar un crecimiento notable, con incrementos de 3.1 TWh, continuando esta tendencia en 2022 y 2023. Este desarrollo sugiere un compromiso sostenido de Chile con la generación de electricidad baja en carbono, sentando las bases para un futuro más limpio y sostenible.