En Bulgaria, la situación actual del consumo de electricidad muestra un fuerte enfoque en la generación de energía baja en carbono, que constituye más de dos tercios del total. La energía nuclear, en particular, es el mayor contribuyente, representando aproximadamente el 42% de la electricidad. La energía solar y la hidroeléctrica también forman parte del mix de baja emisión de carbono, aunque en menor medida, con cifras de alrededor del 13% y 8%, respectivamente. Mientras tanto, la dependencia de los combustibles fósiles sigue siendo significativa, con un poco más de un tercio de la electricidad procedente de estas fuentes, siendo el carbón el principal contribuyente en este grupo con cerca del 27%.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Bulgaria podría beneficiarse de expandir su capacidad nuclear, ya que esta fuente ya representa una parte importante de su generación energética. Asimismo, el incremento de las instalaciones de energía solar, que ya tienen una base significativa, sería un paso lógico hacia una mayor sostenibilidad. Al observar casos exitosos, Bulgaria puede inspirarse en Francia, que genera un impresionante 68% de su electricidad a partir de energía nuclear. Este ejemplo destaca la viabilidad y los beneficios de invertir en la expansión nuclear. A nivel regional, Eslovaquia también sirve como un referente cercano con un 60% de su electricidad procedente de energía nuclear. Además, Bulgaria podría considerar mejorar su capacidad eólica, observando el ejemplo de Dinamarca, que ha implementado efectivamente la energía eólica para obtener el 59% de su electricidad.
La historia de la electricidad baja en carbono en Bulgaria revela un camino mixto con altibajos notables. En la década de 1980, la capacidad nuclear experimentó incrementos significativos, especialmente en 1981 y 1988. Sin embargo, la década de 1990 marcó un periodo de inestabilidad, con considerables descensos en 1991 y 1992. El patrón fluctuante continuó en las décadas siguientes, con caídas bruscas en 2003 y, especialmente en 2007. Por otro lado, el siglo XXI encontró ciertas mejoras a finales de la década de 2010 y principios de la de 2020, particularmente en energía hidroeléctrica, que es notablemente más visible en 2010 y 2021. Cambios recientes en el sector de biocombustibles en 2024 no deben ser motivo de preocupación, ya que la atención debe centrarse principalmente en consolidar y expandir las fuentes de baja emisión de carbono que han demostrado ser fundamentalmente exitosas a nivel local y global.