En los últimos doce meses, desde octubre de 2023 hasta septiembre de 2024, el consumo de electricidad en Irlanda ha reflejado una mezcla considerable de fuentes de energía fósil y baja en carbono. Más del 43% de la electricidad proviene de combustibles fósiles, con el gas representando predominantemente casi toda esta participación. En cuanto a las fuentes bajas en carbono, alrededor del 42% proviene de tecnologías limpias, destacando principalmente a la energía eólica que constituye un poco más de un tercio del uso total con casi un 33%. Además, hay importaciones netas que representan aproximadamente el 15%, lo que indica una dependencia significativa de la electricidad extranjera. Las energías como los biocombustibles y la energía hidroeléctrica aportan pequeñas cantidades, con cifras cercanas al 4% y 3.5% respectivamente.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Irlanda puede seguir expandiendo su ya robusta capacidad de energía eólica. Aprendiendo de países con antecedentes exitosos en energía nuclear, como Francia o Bélgica, Irlanda debería considerar seriamente inversiones en este sector. Francia, por ejemplo, genera un impresionante 68% de su electricidad a partir de energía nuclear. Además, países cercanos a Irlanda, como Dinamarca, han alcanzado casi un 60% de su generación a partir de energía eólica, demostrando el impacto positivo de ampliar esta tecnología. Sistemas diversificados y estrategias políticas claras han permitido a estos países asegurar una proporción significativa de energía limpia en su matriz eléctrica.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Irlanda ha mostrado un crecimiento notable en energía eólica desde principios del siglo XXI. En la primera década, la capacidad eólica creció en medio TWh en varios años, iniciando una tendencia hacia fuentes más limpias. La década de 2010 vio un crecimiento mayor, particularmente en 2020 con un aumento significativo de 2.2 TWh. Sin embargo, también hubo algunos descensos, como en 2016 y 2021, evidenciando la necesidad de estabilidad en estas inversiones. En años más recientes, se ha empezado a integrar más energía solar y biocombustibles, aunque todavía representan fracciones menores de la generación total de electricidad. La experiencia irlandesa refleja un compromiso progresivo hacia fuentes de energía baja en carbono, con un enfoque predominante y exitoso en la eólica.