En Irlanda, el consumo actual de electricidad se distribuye bastante equitativamente entre fuentes de energía de combustibles fósiles y bajas en carbono. Entre julio de 2023 y junio de 2024, ambas categorías se encuentran cerca del 44% del total del consumo eléctrico. Más específicamente, el gas representa casi el 40%, mientras que el carbón contribuye con apenas el 3%. Por otro lado, la energía baja en carbono, liderada por la energía eólica, representa un poco más del 34% del total energético. Las importaciones netas de energía constituyen más del 13%, y las energías como los biocombustibles y la hidroeléctrica añaden alrededor del 8% combinados. Este reparto muestra un sistema energético que depende tanto de energías limpias como de fuentes fósiles tradicionales.
Para aumentar la generación eléctrica baja en carbono en Irlanda, la expansión de la energía eólica, que ya juega un papel crucial, debe ser una prioridad clara. Observando a otros países, Irlanda puede tomar como ejemplo a Dinamarca, donde la energía eólica alcanza al 59% de la generación eléctrica, ilustrando las inmensas ventajas de invertir a fondo en esta tecnología limpia. Además, aunque la energía nuclear actualmente no tiene un porcentaje alto en Irlanda, es vital estudiar el modelo de Francia, donde el 67% del suministro eléctrico proviene de esta fuente, y considerar el desarrollo nuclear como una opción limpia y sostenible que diversifique su matriz energética, combatiendo a la vez el cambio climático y reduciendo la contaminación aérea originada por los combustibles fósiles.
Históricamente, la incorporación de electricidad baja en carbono en Irlanda pasó por varias etapas. Desde principios de la década del 2000, la energía eólica comenzó a ganar protagonismo, con incrementos modestos pero sostenidos de alrededor de 0,5 TWh entre 2005 y 2009, seguidos de un repunte más grande en 2011 con un aumento de 1,6 TWh. A lo largo de la década que siguió, la energía eólica continuó expandiéndose, aunque con algunas fluctuaciones como la disminución negativa de 0,4 TWh en 2016. Luego, en 2020, tanto la energía eólica como los biocombustibles vieron incrementos significativos. Aunque 2021 experimentó una bajada de la energía eólica de 1.8 TWh, se recuperó en años subsiguientes. En el periodo 2023-2024, hubo un leve aumento en biocombustibles e hidroeléctrica, y una ligera caída en solar, subrayando la importancia de mantener una visión estratégica sobre inversión en infraestructura para energías limpias.