En Estonia, el consumo de electricidad en los últimos 12 meses, desde agosto de 2024 hasta julio de 2025, refleja un panorama energético diversificado. Casi la mitad de la electricidad proviene de fuentes bajas en carbono, siendo la energía eólica la contribución más significativa dentro de este grupo con poco más de una quinta parte. La energía solar también juega un papel considerable, proporcionando alrededor de un 17%. Sin embargo, los combustibles fósiles y el petróleo siguen representando una parte significativa, con un 32% y casi un 24% respectivamente. Además, las importaciones netas suman más de una quinta parte del consumo total. A pesar de estos esfuerzos hacia fuentes limpias, el carbón todavía representa una pequeña pero considerable fracción del suministro energético del país.
¿Está creciendo la electricidad en Estonia?
El consumo per cápita de electricidad actual en Estonia es de 4647 kWh, un valor notablemente inferior en comparación con el récord histórico de 11690 kWh/persona del año 1986, lo que representa una caída de 7044 kWh/persona. Lo que es aún más preocupante es que también ha disminuido la generación de electricidad baja en carbono, pasando de un récord anterior de 2508 kWh/persona en 2024 a 2203 kWh/persona. Esta reducción de 305 kWh/persona muestra un retroceso en el avance hacia una matriz eléctrica más limpia. Estas cifras reflejan una disminución preocupante del consumo de electricidad, especialmente considerando la necesidad de una transición hacia fuentes más limpias para combatir el cambio climático y la contaminación del aire.
Sugerencias
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Estonia podría enfocarse en expandir su capacidad eólica y solar, dado su sólido desempeño. Aprender de regiones exitosas podría proporcionar un camino a seguir. Por ejemplo, Dinamarca ha logrado generar el 57% de su electricidad a partir del viento, un modelo que Estonia podría emular para aumentar su generación eólica. Además, la energía nuclear, aprovechada de manera muy efectiva por países como Francia, con un 69% de su electricidad procedente de fuentes nucleares, también debería ser considerada. La expansión en estas áreas no solo promovería un futuro más limpio, sino que también garantizaría seguridad energética y una reducción de las emisiones de carbono.
Historia
A lo largo de los años, la historia de la electricidad baja en carbono en Estonia ha sido variada. Durante los primeros años del siglo XXI, se notó un aumento en la capacidad de biocombustibles con incrementos marcados en 2009 y 2010. Más recientemente, en la década de 2020, notamos fluctuaciones en diferentes áreas. En 2020, tanto la energía eólica como la solar vieron aumentos significativos, con 0.2 TWh cada una. La tendencia positiva en estos segmentos continuó en 2024 con un aumento adicional en la energía eólica de 0.4 TWh. A pesar de estos éxitos, ha habido descensos en la producción de biocombustibles en los últimos años, especialmente en 2025. Este trasfondo subraya la necesidad urgente de centrarse en expandir las capacidades de energía eólica y solar, áreas donde Estonia ya ha demostrado potencial. Sin embargo, la falta de implementación de energía nuclear podría ser un hueco en la búsqueda de sostenibilidad energética.
Electrificación
Estimamos el grado de electrificación comparando las emisiones de electricidad y energía total. Más sobre metodología.