Actualmente, Estonia está avanzando hacia una combinación de electricidad más limpia, pero todavía depende de múltiples fuentes de energía. Aproximadamente 38% de la electricidad del país proviene de fuentes bajas en carbono, como la eólica (más del 12%) y la solar (un poco más del 10%). Además, los biocombustibles contribuyen con casi 15% a la mezcla baja en carbono. En contraste, el 29% de la electricidad todavía se genera a partir de combustibles fósiles, con el petróleo representando la mayoría en este grupo. Es necesario mencionar que un gran porcentaje, más de un tercio, de la electricidad de Estonia se obtiene a través de importaciones netas, lo que sugiere un alto nivel de dependencia externa para asegurarse de tener suficiente oferta.
¿Está creciendo la electricidad en Estonia?
En cuanto al crecimiento del consumo de electricidad en Estonia, la tendencia es algo preocupante. En 2024, el consumo total de electricidad cayó a 6548 kWh por persona, comparado con el récord de 11690 kWh por persona en 1986, reflejando una disminución de más de 5000 kWh por persona. Sin embargo, hay un lado positivo en el aumento de generación de electricidad baja en carbono. En 2024, Estonia generó 2508 kWh por persona de electricidad baja en carbono, rompiendo el récord de 2020 de 2234 kWh por persona. Este incremento de 275 kWh por persona es un paso en la dirección correcta hacia más sostenibilidad, pero queda claro que se necesita un crecimiento más balanceado para cumplir con la creciente demanda energética en el futuro.
Sugerencias
Para mejorar aún más su generación de electricidad baja en carbono, Estonia debería considerar expandir sus capacidades de solar y eólica, ya que estas tecnologías ya contribuyen significativamente a su suministro de electricidad. Al observar regiones con características y recursos similares, Estonia podría aprender de Dinamarca y Kansas, donde la energía eólica representa más del 50% de la electricidad generada. Además, el éxito de países como Francia y Eslovaquia en la implementación de energía nuclear, que constituye más del 60% de su generación, sugiere que Estonia podría beneficiarse de una inversión estratégica en este tipo de energía limpia, asegurando una base sólida de generación eficiente para el futuro.
Historia
En términos históricos, el crecimiento de la electricidad baja en carbono en Estonia ha sido gradual, con incrementos sustentables en el uso de biocombustibles durante las décadas de 2000 y 2010. Más recientemente, desde 2015 en adelante, ha habido pequeños pero constantes aumentos en la generación eólica y solar, reflejando una transición hacia formas más limpias de energía. Es importante estar atento al decrecimiento en años ocasionales, pero el impulso general hacia tecnologías bajas en carbono es evidente. La transformación hacia un sistema eléctrico más limpio está en marcha, y la aceleración de esta tendencia será crucial para asegurar un suministro continuo de electricidad sostenible.
Electrificación
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