En Estonia, el consumo de electricidad en 2024 refleja un abanico diverso de fuentes. Más de un tercio de la electricidad del país proviene de fuentes de baja en carbono, como la energía eólica, solar y los biocombustibles. Las energías limpias reciben un impulso significativo de la energía eólica y solar, que juntas representan cerca de una cuarta parte de la electricidad generada. Mientras tanto, alrededor de un tercio de la electricidad proviene de las importaciones netas. Por otro lado, el porcentaje restante, un poco menos de un tercio, sigue dependiendo de los combustibles fósiles, incluyendo notablemente al petróleo y el carbón. Esta mezcla resalta un avance hacia las opciones bajas en carbono, pero también señala una dependencia perdurable de los combustibles fósiles que podría mejorarse.
¿Está creciendo la electricidad en Estonia?
En cuanto al crecimiento del consumo de electricidad en Estonia, los datos muestran un patrón interesante. La demanda total por persona ha caído mucho desde los máximos récord de 1986, hacia casi la mitad del consumo anterior, indicando un uso más eficiente o una disminución de la producción. Sin embargo, la generación de electricidad de bajas en carbono ha experimentado un ligero aumento desde 2020, alcanzando 2508 kWh por persona en 2024, lo que supone un incremento positivo en comparación con años anteriores. Esto es alentador, ya que el enfoque hacia las fuentes limpias es crucial para un futuro sostenible, aunque el crecimiento global del consumo eléctrico todavía no alcance los niveles del pasado, lo que puede significar un reto ante una creciente demanda futura.
Sugerencias
Para aumentar la generación de electricidad de baja en carbono, Estonia podría considerar expandir su ya considerable capacidad en energía eólica y solar, aprovechando las ventajas geográficas y climatológicas del país. Mirando hacia regiones similares, podemos aprender de países como Dinamarca e Iowa, que han alcanzado significativos porcentajes de generación eólica. Asimismo, el caso de Francia y de Eslovaquia, que han capitalizado su capacidad nuclear alcanzando más de la mitad de su producción eléctrica de fuentes nucleares, ofrece un camino a seguir. El desarrollo de estas estrategias, apoyado por el éxito de otras naciones, podría implicar la instalación de más infraestructura de energía solar y posiblemente explorar la instalación de plantas nucleares para fortalecer el suministro estable y sostenible a largo plazo.
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