En el año 2024, el panorama del consumo eléctrico en Estonia muestra una notable diversidad en sus fuentes de energía. Más de un tercio de su electricidad proviene de fuentes bajas en carbono, lo que representa un avance hacia un futuro más limpio. Energía eólica, solar y biocombustibles constituyen partes significativas de este porcentaje, con un 13%, 10% y 15% respectivamente. Sin embargo, más de una cuarta parte de la electricidad de Estonia todavía depende de los combustibles fósiles, lo cual subraya la necesidad de seguir avanzando hacia fuentes más limpias. Además, el país depende en gran medida de importaciones netas de electricidad, que representan casi un tercio del total. Este mix muestra que, aunque Estonia está en el camino correcto hacia un suministro de electricidad más sostenible, aún hay pasos importantes por dar.
¿Está creciendo la electricidad en Estonia?
En relación al crecimiento del consumo eléctrico, Estonia enfrenta una disminución en el consumo total por persona. Los datos de 2024 muestran un consumo de 6568 kWh por persona, lo que refleja una disminución considerable con respecto a su récord anterior de 11690 kWh por persona en 1986. Sin embargo, hay motivos para ser optimistas al observar el crecimiento en la generación de electricidad baja en carbono. El reciente aumento a 2516 kWh por persona es un récord, superando al anterior de 2234 kWh en 2020. Esto indica que, aunque el consumo total ha decrecido, la generación de electricidad limpia es una luz de esperanza para un futuro energético sostenible en Estonia.
Sugerencias
Para incrementar la proporción de generación eléctrica baja en carbono, Estonia podría enfocarse en expandir sus capacidades de energía eólica y solar, ya que ambas tecnologías ya contribuyen significativamente al suministro eléctrico del país. Además, Estonia podría mirar los ejemplos de países europeos como Eslovaquia y Finlandia, que tienen un fuerte componente nuclear en su mix energético, representando el 62% y el 38% respectivamente. Aprender de sus experiencias podría ayudar a Estonia a diversificar sus fuentes de energía y a impulsar su transición hacia la generación de electricidad de bajas emisiones. También es importante mirar a países como Dinamarca e Irlanda, que han tenido mucho éxito con la energía eólica. La adopción de técnicas probadas internacionalmente, junto con el incremento de las capacidades locales, puede situar a Estonia a la vanguardia en la producción de electricidad limpia.
Historia
El camino histórico de Estonia hacia la electricidad baja en carbono ha experimentado varios cambios. En la década de 2010, se observó un crecimiento constante en el uso de biocombustibles, con un aumento notable de 0.6 TWh en 2020. La energía eólica también comenzó a ganar terreno alrededor de 2017, y más recientemente, en 2024, experimentó un aumento significativo de 0.4 TWh. La energía solar ha tenido un crecimiento constante desde 2020, alcanzando un incremento de 0.2 TWh en 2024. Estos desarrollos reflejan una tendencia positiva hacia una mayor diversificación y expansión de las energías bajas en carbono en Estonia, pero la historia también nos recuerda que se debe mantener el impulso para contrarrestar las caídas en otras áreas, garantizando así un suministro energético que pueda satisfacer las demandas futuras sin dañar el medio ambiente.
Electrificación
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