En el período comprendido entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, Luxemburgo ha dependido en gran medida de las importaciones netas para satisfacer sus necesidades de electricidad, abarcando más de las tres cuartas partes de su consumo total. La electricidad baja en carbono representa aproximadamente una cuarta parte del total, con la energía eólica siendo la más destacada al constituir alrededor del 11%. También contribuyen al mix los biocombustibles, la solar y la hidroeléctrica, aunque en proporciones menores de aproximadamente 7%, 6%, y 2% respectivamente. Los combustibles fósiles, principalmente en forma de gas, tienen una presencia mínima en el suministro de electricidad del país, representando cerca del 1%.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Luxemburgo podría enfocarse en expandir su capacidad eólica, aprendiendo de naciones exitosas en este campo. Dinamarca, por ejemplo, produce más de la mitad de su electricidad a partir de la energía eólica, mostrando que su expansión efectiva puede traducirse en una fuente importante de electricidad limpia. Además, Luxemburgo debería considerar el desarrollo de energía nuclear, aprendiendo de países vecinos como Francia, donde la energía nuclear representa un 67% de la electricidad generada. La combinación de tecnologías eólicas y nucleares no solo ayudaría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia de importaciones, sino que también aseguraría un suministro de electricidad estable y sostenible
Históricamente, Luxemburgo ha tenido fluctuaciones en su producción de electricidad proveniente de fuentes bajas en carbono, especialmente de hidroeléctrica. En la década de los 90 y principios de los 2000, la generación hidroeléctrica experimentó varias caídas significativas y aumentos modestos, mostrando una inestabilidad en este sector. En los años recientes, ha habido un aumento gradual en energía eólica, biocombustibles y solar. En 2017, la capacidad eólica comenzó a crecer, y en 2023 contribuyó con un aumento adicional. La energía solar mostró un crecimiento inicial en 2022, y los biocombustibles tuvieron un leve repliegue pero recuperaron terreno al año siguiente. Este progreso sugiere un cambio hacia una matriz más diversificada y baja en carbono, aunque aún queda mucho por avanzar.