En 2024, Luxemburgo depende significativamente de las importaciones externas de electricidad, con más del 73% de su consumo total de electricidad proveniente de importaciones netas. En cuanto a su producción local, aproximadamente la cuarta parte de la electricidad generada proviene de fuentes de electricidad baja en carbono. La energía eólica y los biocombustibles encabezan la lista dentro de este grupo con casi un 10% y un 7% respectivamente, seguidos por la energía solar con poco más del 6% y la energía hidroeléctrica con alrededor del 2%. Por otro lado, el uso de combustibles fósiles como el gas representa una parte realmente mínima, apenas superando el 1%. Este panorama subraya una fuerte dependencia de Luxemburgo en las fuentes de electricidad importada, así como un considerable enfoque en fuentes limpias para su generación local, aunque el uso de combustibles fósiles sigue siendo marginal.
Para aumentar su generación de electricidad baja en carbono, Luxemburgo podría tomar lecciones de países que han logrado un alto porcentaje de electricidad limpia, especialmente aquellos con características comparables. Por ejemplo, Francia, que obtiene el 68% de su electricidad de fuentes nucleares, o Bélgica con un 36%, demuestran la eficiencia del uso de energía nuclear para alcanzar una mayor autosuficiencia en energía limpia. Además, países como Lituania, que genera un 34% de su electricidad a partir de energía eólica, o Irlanda con un 33%, pueden ofrecer estrategias exitosas para la maximización del potencial del viento de Luxemburgo. Al apostar por la expansión de la capacidad solar y eólica, y potencialmente considerar el desarrollo de plantas nucleares, Luxemburgo podría reducir significativamente su dependencia de importaciones, fortaleciendo así su independencia energética y reduciendo su huella de carbono.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Luxemburgo refleja un viaje de altibajos en energía hidroeléctrica y un desarrollo reciente de otras fuentes más modernas como la eólica y solar. En los años 90, la energía hidroeléctrica experimentó fluctuaciones, comenzando con un aumento en 1990 seguido de caídas en años posteriores. A comienzos de los años 2000, hubo una importante variabilidad con aumentos y descensos significativos, como el repunte en 2003 y descensos abruptos posteriormente. En la década de 2010, Luxemburgo comenzó a diversificar su mix energético bajo en carbono, añadiendo capacidad eólica en 2017 y biocombustibles en 2020. Más recientemente, en 2022 y 2023, se han registrado nuevos incrementos en energía solar y eólica respectivamente, lo que indica un movimiento hacia una mayor diversificación y adopción de tecnologías limpias.