En 2024, Grecia está experimentando un equilibrio notable en su consumo de electricidad con diferencias significativas entre las fuentes energéticas bajas en carbono y las basadas en combustibles fósiles. La electricidad de origen bajo en carbono abarca más de la mitad del consumo total del país, alcanzando un 50.8%. Las fuentes principales de esta categoría incluyen la energía solar que constituye casi un cuarto de la producción total y la energía eólica con un poco más de una quinta parte. La energía hidroeléctrica, aunque menos significativa, aporta un 6.91%. Por otro lado, los combustibles fósiles todavía alimentan una gran parte del consumo con un 47.82%, donde el gas representa la porción más grande con un 41.43%, seguido del carbón con un 6.39%. Las importaciones netas de electricidad son mínimas, contribuyendo apenas un 1.38%.
Para que Grecia aumente su generación de electricidad baja en carbono, es fundamental continuar expandiendo las tecnologías de energía eólica y solar, que ya tienen una base sólida en el país. Ampliar estas fuentes puede ayudar a reducir la dependencia de los combustibles fósiles que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire. Grecia podría aprender de países como Dinamarca, donde la energía eólica constituye un sorprendente 59% de la electricidad, mostrando lo que se puede lograr con un enfoque robusto en la energía baja en carbono. Además, aunque Grecia no tiene infraestructura nuclear actual, podría considerar la integración de este tipo de energía limpia y estable, como lo hacen países cercanos como Bulgaria y Eslovaquia, donde la energía nuclear cubre más del 40% y 60% respectivamente.
Históricamente, la electricidad baja en carbono en Grecia ha tenido varias etapas de crecimiento, especialmente en lo que respecta a la energía hidroeléctrica y solar. En los primeros años del siglo XXI hasta el 2011, la energía hidroeléctrica experimentó fluctuaciones marcadas con incrementos y disminuciones notables, como la disminución de 3.1 TWh en 2007 y un repunte posterior en 2011. A partir de 2013, la energía solar comenzó a aumentar significativamente, con incrementos constantes año con año que alcanzaron un aumento de 2.3 TWh en 2023. Este crecimiento refuerza la tendencia hacia un futuro más verde en Grecia, enfocándose en fuentes sostenibles de electricidad.