En Grecia, durante el periodo comprendido entre noviembre de 2023 y octubre de 2024, más de la mitad de la electricidad generada proviene de fuentes bajas en carbono, con un 52,2% del total. Dentro de estas fuentes, la energía solar y la eólica desempeñan un papel importante, acumulando casi la mitad de la electricidad baja en carbono, con un 22,45% y un 21,76% respectivamente. La energía hidroeléctrica contribuye con un modesto 7,99%. Por otro lado, los combustibles fósiles contribuyen con un 45,42%, siendo el gas el más utilizado, representando el 38,76% de la generación total de electricidad. El carbón aporta un 6,66%, mientras que las importaciones netas representan un pequeño porcentaje de 2,38%. Este panorama energético muestra una tendencia positiva hacia la electricidad limpia, pero todavía depende en gran medida de los combustibles fósiles.
Para que Grecia aumente la generación de electricidad baja en carbono, es crucial expandir las instalaciones existentes de energía eólica y solar, dado que ya están generando cantidades significativas de electricidad. Grecia puede aprender de países como Dinamarca, que ha logrado generar casi el 60% de su electricidad a partir del viento. Además, al observar el éxito de países cercanos como Eslovaquia y Bulgaria, que dependen en gran medida de la energía nuclear, Grecia podría considerar invertir en esta tecnología para diversificar su matriz energética y reducir su dependencia de los combustibles fósiles, siguiendo el ejemplo de estos países que han alcanzado altos porcentajes de generación eléctrica a través de la energía nuclear.
La historia de la electricidad baja en carbono en Grecia muestra un crecimiento constante en la generación de energía solar y eólica en las últimas décadas. Desde 2013, la energía solar comenzó a despegar con incrementos notables y constantes, alcanzando un aumento de 2,3 TWh en 2023. La energía eólica también experimentó un significativo incremento en 2020 con un aumento de 2 TWh. En términos de energía hidroeléctrica, ha habido fluctuaciones a lo largo de los años, con aumentos y disminuciones alternados, siendo 2021 un año especialmente positivo con un incremento de 2,6 TWh, aunque en 2022 hubo una disminución de 2 TWh. Estos datos evidencian un compromiso continuo con el crecimiento de las energías bajas en carbono, enfatizando la importancia de la inversión sostenida en estas tecnologías para un futuro energético más verde y sostenible.