Actualmente, Dinamarca está logrando un impresionante 83% de su electricidad a partir de fuentes de electricidad baja en carbono, lo que destaca su liderazgo en la transición hacia un futuro energético más limpio. La energía eólica contribuye con la mayor porción, abarcando cerca del 59% de la generación eléctrica total. A este esfuerzo se suman los biocombustibles y la energía solar, que aportan alrededor del 13% y 11% respectivamente. A pesar de estos avances notables, los combustibles fósiles todavía representan más del 16% del mix energético, con el carbón liderando entre ellos al proporcionar poco más del 10% y el gas y el petróleo completando el resto. Un aspecto relevante es que Dinamarca es un exportador neto de electricidad, lo que contribuye significativamente a la reducción de emisiones en los países vecinos. Sin embargo, el siguiente desafío radica en electrificar sectores como el transporte y la calefacción, lo que requerirá aumentar la oferta actual de electricidad baja en carbono.
Para continuar fomentando el crecimiento de la generación de electricidad baja en carbono, Dinamarca podría centrarse en la expansión de sus capacidades de energía eólica y solar, que ya juegan un papel crucial en el sistema eléctrico del país. Inversiones en nuevas instalaciones eólicas, tanto terrestres como marinas, pueden asegurar que la energía eólica siga siendo un pilar fundamental en la matriz energética danesa. Asimismo, el incremento de instalaciones solares no solo diversificará las fuentes de electricidad, sino que también contribuirá a estabilizar y asegurar el suministro energético en diferentes condiciones climáticas. Este enfoque fortalecería la capacidad de Dinamarca para cubrir la creciente demanda de electricidad, especialmente mientras busca electrificar otros sectores de la economía.
El panorama de la electricidad baja en carbono en Dinamarca en décadas pasadas ha sido dominado por la energía eólica. Desde fines de la década de los 90 y principios de los 2000, Dinamarca ha registrado incrementos sustanciales en la generación eólica, con aumentos significativos en los años 1998, 2000 y 2010. Durante estos primeros años del nuevo milenio, la energía eólica experimentó un crecimiento constante, alcanzando notables incrementos de producción entre 2011 y 2019. En los años recientes, el crecimiento de la energía solar también se ha hecho evidente, especialmente en 2022 y 2023, mientras que el uso de biocombustibles tuvo un repunte notable en 2021. Sin embargo, en los últimos años, algunas disminuciones en la generación por biocombustibles se han observado, con una caída significativa registrada entre 2023 y 2024. Estas dinámicas muestran la fuerte trayectoria de Dinamarca hacia una mayor electrificación baja en carbono, a la vez que ajusta su mix energético para enfrentar los retos y oportunidades del futuro.