En el año 2024, la generación de electricidad en Hungría presenta un interesante panorama, donde más de la mitad de su electricidad proviene de fuentes de energía baja en carbono. En este contexto, la nuclear se destaca con una participación considerable de casi un tercio, subrayando su importancia en el mix energético del país. Por otro lado, las importaciones netas representan más de una cuarta parte de la electricidad consumida, indicando una dependencia significativa del suministro externo. Por el contrario, los combustibles fósiles, como el gas y el carbón, constituyen poco más de un quinto de la generación nacional, con el gas siendo la fuente predominante dentro de esta categoría. La energía solar, aunque también es una parte clave del grupo de baja en carbono, proporciona cerca de un octavo de la electricidad, mostrando su contribución relevante dentro del sector limpio de Hungría.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Hungría podría considerar la expansión de tecnologías que ya son prominentes en su mix energético, como la energía nuclear y solar. La experiencia de países como Eslovaquia y Francia, donde la nuclear proporciona más del 60% de su electricidad, podría servir de referencia para incrementar esta capacidad. Asimismo, el aumento de la capacidad solar es una oportunidad clara, dado el progreso sostenido en años recientes. Además, Hungría podría beneficiarse al observar el éxito de países como Lituania e Irlanda, que han logrado impulsar significativamente la participación de la energía eólica a más de un tercio de su mix energético. Tales movimientos no solo serían estratégicos para mejorar la seguridad energética nacional, sino también para disminuir aún más las emisiones de carbono responsables del cambio climático.
Mirando hacia el pasado, la historia de la electricidad baja en carbono en Hungría ha tenido momentos de cambios significativos. Durante la década de 1980, por ejemplo, se observó un crecimiento notable de la generación nuclear, aumentando de manera constante cada año. Sin embargo, en 2003 se produjo una disminución considerable, aunque la tendencia al crecimiento se retomó poco después. En los años 2000, los biocombustibles comenzaron a hacer su aparición, aunque en menor escala, en el mix energético. En la última década del siglo XXI, la energía solar ha visto un incremento estable, especialmente entre 2019 y 2023, lo que ilustra el compromiso del país con las energías limpias. A pesar del retroceso en 2024 en la generación de energía solar y nuclear, la historia reciente ha demostrado el potencial de crecimiento y la adaptabilidad del sector energético húngaro hacia un futuro más limpio y sostenible.