Finland ha logrado un impresionante 88.08% de su electricidad de fuentes bajas en carbono, que incluye un equilibrio efectivo entre nuclear, energía eólica, energía hidroeléctrica y biocombustibles. Nuclear es el pilar central, contribuyendo con aproximadamente 38.44%, seguido de la energía eólica con 20.74%. La energía hidroeléctrica y los biocombustibles aportan 17.27% y 10.1% respectivamente. Las importaciones netas juegan un pequeño papel con 7.08%, mientras que casi ninguna proviene de combustibles fósiles, especificándose que el carbón y el gas juntos apenas superan el 3.31%. Sin embargo, el desafío que enfrenta Finlandia es electrificar sectores críticos como el transporte y la calefacción, lo cual requerirá aumentar aún más la generación de electricidad limpia.
Para expandir la capacidad de generación baja en carbono, Finlandia podría enfocarse en ampliar sus ya exitosas infraestructuras nuclear y eólica. Dado que estas tecnologías ya suministran grandes cantidades de electricidad, su aumento sería eficiente y efectivo. La expansión nuclear podría garantizar una oferta constante de electricidad baja en carbono, mientras que la energía eólica podría aprovechar las condiciones naturales del país para crecer aún más. A pesar de que la energía solar tiene actualmente una participación menor, con el avance en tecnologías y reducciones de costos, también podría contribuir más al mix energético. Este enfoque ayudará a reducir la dependencia de los combustibles fósiles aún más, avanzando hacia un futuro energéticamente más limpio y sostenible.
Históricamente, Finlandia ha mostrado un patrón de crecimiento significativo en su capacidad eléctrica baja en carbono. En los años 1980, se registraron aumentos notables en la generación nuclear, con un pico de 7.4 TWh en 1981, acompañado por un incremento de 4 TWh en energía hidroeléctrica el mismo año. Sin embargo, en los primeros años del siglo XXI, se observaron descensos, como la caída de 2.4 TWh en hidroeléctrica en 2002 y un drástico retroceso en 2009 de 4.4 TWh. Más recientemente, en 2023, la energía nuclear volvió a crecer con un aumento significativo de 8.6 TWh, mientras que la eólica también subió en 2.9 TWh. Estos altibajos reflejan la evolución y los desafíos en la constante transición hacia una matriz energética más limpia y confiable.