En 2022, la situación de consumo de electricidad en Djibouti dependía en gran medida de las importaciones netas, representando casi el 80% de la electricidad total utilizada en el país. En lo que respecta a la generación doméstica de electricidad, el país confía casi totalmente en combustibles fósiles, con un 20% de la producción eléctrica procedente de esta fuente. Esta dependencia refleja una falta de desarrollo en la producción propia de electricidad baja en carbono, lo cual es crucial para mitigar el cambio climático y reducir la contaminación del aire originada por las plantas eléctricas a base de fósiles.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Djibouti podría aprender de las experiencias exitosas en otros países. Por ejemplo, naciones como Dinamarca y Uruguay han logrado generar más de un tercio de su electricidad a partir de energía eólica. Asimismo, Grecia ha avanzado en la incorporación de energía solar alcanzando un 22% de su suministro eléctrico de esta fuente. Observando estos ejemplos, Djibouti podría aprovechar su potencial geográfico para el desarrollo de proyectos eólicos y solares, sectores en los que tiene una ventaja competitiva debido a sus condiciones climáticas favorables. Además, dada la estabilidad y eficiencia que ofrece la energía nuclear, Djibouti podría considerar su implementación a largo plazo, siguiendo el enfoque de países como los Emiratos Árabes Unidos.
La historia de la electricidad baja en carbono en Djibouti ha sido algo insignificante en los últimos años, ya que no se ha observado cambios importantes en la producción de energías limpias. Esto subraya la necesidad urgente de diversificar su matriz energética, invirtiendo en tecnologías de baja emisión de carbono como la eólica, solar y nuclear. En conclusión, al desarrollar una estrategia clara para adoptar estas fuentes de energía, Djibouti podría lograr un sistema eléctrico más sostenible y menos dependiente de las importaciones y combustibles fósiles, contribuyendo así a un futuro más verde y limpio.