La situación actual del consumo de electricidad en Guinea-Bissau se caracteriza por una producción de electricidad muy limitada. En 2022, la generación de electricidad per cápita en el país es casi inexistente en comparación con el promedio mundial de aproximadamente 3813 watts por persona. La mayoría de la electricidad en Guinea-Bissau proviene de combustibles fósiles, lo que limita el desarrollo de energía baja en carbono. Esta situación frena el desarrollo económico, afecta negativamente a la calidad de vida y limita el acceso a tecnologías y servicios fundamentales que dependen del suministro de electricidad, como la sanidad y la educación. Además, una dependencia tan alta de los combustibles fósiles agrava la contaminación del aire y contribuye al cambio climático.
Para mejorar el panorama de electricidad baja en carbono en Guinea-Bissau, el país podría aprender de las experiencias exitosas de otras naciones. A nivel mundial, China ha demostrado ser líder al aprovechar la capacidad de la energía eólica y solar, generando amplias cantidades de electricidad limpia a partir de estas fuentes. De manera similar, Brasil ha implementado eficazmente la energía eólica, mientras que India ha avanzado significativamente en solar. Países con condiciones topográficas y climáticas similares, como los de América del Sur y ciertos lugares de Asia, muestran que con inversiones adecuadas en infraestructura energética, Guinea-Bissau puede aumentar su generación de electricidad eólica y solar, sectores en los que podría enfocar sus esfuerzos de desarrollo.
Históricamente, Guinea-Bissau ha mostrado un lento avance en la generación de electricidad baja en carbono. En la década de 2000 y principios de 2010, las mejoras fueron mínimas, con incrementos marginales en producción de energía a partir de tecnologías limpias. Estas décadas se caracterizaron por una dependencia casi invariable de combustibles fósiles sin grandes inversiones en infraestructuras renovables o nucleares. Para cambiar esta tendencia, el país necesitaría no solo comprometerse políticamente y obtener financiamiento internacional, sino también promover políticas que atraigan la inversión privada en el sector energético. Con un enfoque adecuado, Guinea-Bissau podría prosperar en un futuro de energía limpia, proporcionando una base sólida para su desarrollo y bienestar social.