En Eritrea, el consumo de electricidad es extremadamente bajo en comparación con el promedio mundial. Cerca de la totalidad de la electricidad se genera a partir de combustibles fósiles, con una ínfima porción proveniente de fuentes bajas en carbono. La cifra total de generación eléctrica es una fracción mínima, cercana al 1% del promedio global de 3606 vatios por persona. Esta escasa generación eléctrica limita seriamente el desarrollo económico, el bienestar social y el acceso a servicios esenciales como la salud y la educación, lo cual podría poner a Eritrea en una posición vulnerable frente a desafíos como la pobreza energética y el cambio climático.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Eritrea podría aprender de las experiencias de otros países, particularmente en la energía solar y eólica, que son abundantes y poco costosas de implementar en regiones con condiciones climáticas favorables. Países como India y Brasil, que tienen condiciones similares en términos de recursos naturales, han aumentado significativamente su capacidad eólica y solar, generando 125 TWh y 61 TWh de energía solar respectivamente, así como 92 TWh y 97 TWh de energía eólica. Eritrea podría seguir estrategias políticas y económicas aplicadas por estos países exitosos para fomentar inversiones y desarrollar infraestructura necesaria para aprovechar sus propios recursos de energía baja en carbono.
Históricamente, Eritrea no ha avanzado en la generación de electricidad baja en carbono. Desde finales de la década de 1990 hasta el año 2019, no se registró ninguna adición significativa en capacidad ni en energía solar ni en eólica. Esta falta de progresos indica una dependencia continua de los combustibles fósiles y una falta notable de medidas proactivas para desarrollar una infraestructura energética sostenible. Es crucial que Eritrea emprenda pasos decisivos hacia la transición energética para mitigar la dependencia de los combustibles fósiles y ampliar su capacidad de energías limpias.