En 2022, el estado del consumo de electricidad en Benín se caracteriza por un uso predominante de energía proveniente de combustibles fósiles, alcanzando 1.11 TWh. Esta cifra representa todo el consumo reportado, ya que no se registró producción de electricidad baja en carbono o limpia. Esto significa que más de la mitad de su energía proviene de fuentes que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire. Comparado con el promedio mundial de producción de electricidad, que es de 3,638 vatios por persona, la generación de electricidad en Benín es considerablemente baja. Esta limitada capacidad puede implicar desafíos para el desarrollo económico y proporcionar una calidad de vida adecuada a sus ciudadanos, además de seguir contribuyendo negativamente al ambiente.
Para incrementar su generación de electricidad baja en carbono, Benín puede aprender de países que han tenido éxito diversificando sus fuentes energéticas hacia opciones más limpias. Por ejemplo, Brasil ha apostado por la energía eólica, generando 102 TWh, demostrando así que inversiones en energía eólica podrían ser una estrategia viable para Benín, dadas las condiciones adecuadas de viento en el país. Por otro lado, India ha logrado consolidarse tanto en energía solar con 128 TWh generados como en energía eólica con 91 TWh, lo que indica que una combinación de ambas fuentes podría también funcionar para Benín. También es relevante mencionar que algunos países de tamaño y condición económica similar, como Sudáfrica, están aumentando sus inversiones en solar, alcanzando 19 TWh, lo que podría servir de modelo para Benín.
Históricamente, Benín ha mostrado un estancamiento en la generación de electricidad baja en carbono, registrando cambios de generación nulos en energía hidroeléctrica desde 1997 hasta el 2004, y de biocombustibles de 2006 a 2010. En los últimos años, no ha habido avances significativos en la energía hidroeléctrica ni solar, con registros de cero TWh adicionales de electricidad producida en ambos sectores entre 2015 y 2021. Esta falta de crecimiento en el sector de electricidad baja en carbono subraya la necesidad de una estrategia renovada que incluya inversiones significativas en tecnología solar y eólica como parte de un esfuerzo por diversificar su matriz energética y mitigar sus emisiones de gases de efecto invernadero.