Actualmente, el consumo de energía eléctrica en Benín está muy por debajo del promedio global de 410 watts por persona. Esta diferencia se cae principalmente a la dependencia del país de los combustibles fósiles para generar electricidad en lugar de las fuentes de energías bajas en carbono como la nuclear, eólica y solar. Este subdesarrollo en la generación de electricidad tiene consecuencias directas en la calidad de vida de la población, el desarrollo de la industria y el crecimiento económico del país. Es importante reconstruir la matriz energética del país y aumentar la adopción de energías limpias para mejorar la economía del país y proteger el medio ambiente.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Benín podría aprender de países que han tenido éxito en este terreno. Por ejemplo, la República Popular de China y Estados Unidos han logrado producir una gran cantidad de electricidad a partir de la energía eólica y solar. La adopción de estas tecnologías sería un gran paso adelante para Benín. Además, países como Brasil, India y Australia han tenido éxito en el uso de la energía solar para generar electricidad. Adoptar estrategias similares en Benín podría tener un impacto significativo en la producción de energía baja en carbono.
La historia de la electricidad baja en carbono en Benín es bastante corta. En las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI, la energía hidroeléctrica y los biocombustibles figuraron en la matriz energética del país, aunque su aportación fue prácticamente nula. No se registra ninguna generación de electricidad a partir de la energía solar hasta el 2015. Es notoria la ausencia de energía nuclear y eólica en este historial. Por lo tanto, Benín tiene un largo camino por recorrer para diversificar su matriz energética y aumentar la generación de electricidad a partir de fuentes limpias y bajas en carbón.