En 2022, Guinea generó un total de aproximadamente 3,04 TWh de electricidad. De este total, más de la mitad provino de fuentes de electricidad baja en carbono, principalmente energía hidroeléctrica, que proporcionó casi todo el 2,02 TWh de generación baja en carbono. Sin embargo, la dependencia del país en combustibles fósiles sigue siendo significativa, generando alrededor de 1,02 TWh. Cuando comparamos estos números con el consumo eléctrico global promedio de 3.606 vatios por persona, Guinea está considerablemente por debajo. Este nivel bajo de generación eléctrica puede limitar el desarrollo económico, el acceso a los servicios básicos y la calidad de vida de sus habitantes, además de no contribuir a reducir las emisiones globales de dióxido de carbono tan necesarias para combatir el cambio climático.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Guinea podría aprender de países que han tenido éxito en expandir fuentes como la energía solar y eólica. Por ejemplo, China ha generado una impresionante cantidad de electricidad a partir de la energía eólica y solar con 950 TWh y 653 TWh respectivamente, mientras que Brasil ha destacado en la energía eólica al generar 97 TWh. Estos países muestran que, a través de inversiones estratégicas y un enfoque decidido en tecnologías limpias, es posible aumentar significativamente la capacidad de generación baja en carbono. Explorar la energía solar y eólica, aprovechando el potencial del país en esas áreas, podría ser una estrategia viable para el futuro energético de Guinea.
La electricidad baja en carbono en Guinea ha tenido un historial mixto, principalmente centrado en la energía hidroeléctrica. Desde la década de 1980, Ha habido fluctuaciones en la generación anual de energía hidroeléctrica, con pequeños aumentos ocasionales como en 1983, 1997 y 1999, seguidos de periodos de estancamiento o disminución. Notablemente, en 2020, se observó un aumento significativo con 1,2 TWh adicionales, aunque en 2021 se experimentó una reducción de 0,5 TWh. Este patrón sugiere que, aunque existen capacidades para mejorar la generación, las fluctuaciones indican desafíos en términos de infraestructura, inversión y posiblemente regulación que deben abordarse para garantizar un crecimiento sostenido en la capacidad de generación de electricidad baja en carbono.