En 2022, el consumo de electricidad de Botsuana se basó predominantemente en combustibles fósiles y en importaciones. Más de la mitad de la electricidad generada proviene del carbón, que constituye aproximadamente el 59%. Además, Botsuana depende en gran medida de las importaciones netas de electricidad, que representaron casi un 39% de su consumo total. Esto pone de relieve la falta de generación interna de electricidad baja en carbono. La dependencia de los combustibles fósiles no solo contribuye al cambio climático, sino que también puede tener implicaciones económicas, dada la volatilidad de los precios de estos combustibles.
Para mejorar la generación de electricidad baja en carbono, Botsuana puede estudiar y aprender de los enfoques exitosos implementados por otros países. Países como Uruguay e Irlanda han logrado avances significativos en el aprovechamiento de la energía eólica, alcanzando el 36% y el 34% de su electricidad, respectivamente. Namibia, similar a Botsuana en términos de recursos, ha comenzado a utilizar energía solar, generando alrededor del 13% de su electricidad a partir de esta fuente limpia. Estos ejemplos destacan el potencial de las energías eólicas y solares para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, promoviendo una transición hacia un suministro eléctrico más sostenible.
Históricamente, Botsuana ha mostrado una falta notable de generación de electricidad baja en carbono. Desde 2012 hasta 2022, no ha habido crecimiento en la generación de electricidad solar, indicando un estancamiento en la adopción de fuentes de energía alternativas y sostenibles a lo largo de la última década. Este historial de inercia en el desarrollo de energías limpias sugiere una dependencia continua hacia las fuentes de energía tradicionales y subraya la urgente necesidad de adoptar estrategias más sostenibles y diversificadas para el futuro energético del país.