En Somalia, el consumo de electricidad en 2022 fue notablemente bajo en comparación con el promedio global de 3606 vatios por persona. La mayor parte de la electricidad en Somalia proviene de combustibles fósiles, mientras que la generación de electricidad baja en carbono es prácticamente inexistente. Esta situación no solo limita la disponibilidad de electricidad, sino que también contribuye a problemas ambientales derivados de la quema de combustibles fósiles, como el cambio climático y la contaminación del aire. La falta de infraestructura para la generación de electricidad baja en carbono, como la eólica, solar o nuclear, significa que Somalia enfrenta desafíos considerables en aumentar su capacidad energética de manera sostenible.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Somalia podría aprender de otros países que han tenido éxito en este ámbito. Por ejemplo, China ha logrado generar una gran cantidad de electricidad con energía eólica y solar, mientras que la India también ha avanzado significativamente en estas áreas. Ambos países han invertido en la infraestructura necesaria para apoyar el desarrollo de estas fuentes de energía. Somalia podría enfocarse en políticas gubernamentales que fomenten la inversión en infraestructuras eólica y solar, y estudiar la posibilidad de desarrollar energía nuclear como lo han hecho países como Pakistán, que es geográficamente más similar.
En cuanto a la historia de la electricidad baja en carbono en Somalia, los últimos años no han mostrado progreso alguno. Desde 2016 hasta 2022, no ha habido ningún cambio en la generación de electricidad a partir de energía eólica o solar; la cifra ha permanecido en cero. Esta falta de desarrollo indica que es crucial implementar un enfoque proactivo para modificar la infraestructura energética del país, enfocándose en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y limpias para contribuir no solo al desarrollo económico, sino también a la mejora ambiental del país.