En Chad, el consumo de electricidad es notablemente bajo en comparación con el promedio mundial. La mayoría de la electricidad del país proviene de combustibles fósiles, con una contribución casi nula de fuentes bajas en carbono como la energía eólica o solar. Esta dependencia de los combustibles fósiles conlleva impactos ambientales negativos, como el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. En total, el nivel de generación de electricidad por persona está muy por debajo del promedio mundial de 3638 vatios por persona, lo que puede limitar el desarrollo industrial, el acceso eficiente a servicios básicos y, en general, la calidad de vida de su población.
Para mejorar su generación de electricidad baja en carbono, Chad podría aprender de países que han tenido éxito en este ámbito. Brasil, por ejemplo, genera una cantidad significativa de electricidad a partir de la energía eólica, alcanzando los 102 TWh al año. Del mismo modo, la India ha logrado avances sustanciales en la energía solar, generando 128 TWh. Estos países han demostrado que es posible aprovechar los recursos naturales disponibles para diversificar las fuentes de energía en climas similares al de Chad. Invertir en infraestructuras de energía solar y eólica podría ser una estrategia efectiva para que Chad no solo diversifique sus fuentes de energía, sino también para aumentar la seguridad energética a largo plazo y reducir su dependencia de combustibles fósiles.
Históricamente, Chad no ha mostrado un desarrollo significativo en la generación de electricidad baja en carbono. Desde 2012 hasta 2022, no hubo cambios en la producción de electricidad a partir de biocombustibles o energía eólica. Esta falta de progreso resalta la oportunidad y necesidad urgentes de fomentar la inversión en tecnologías bajas en carbono. La inercia en la adopción de alternativas más limpias podría significar una dependencia prolongada de combustibles fósiles, perpetuando sus consecuencias ambientales y económicas negativas. Iniciar o acelerar la implementación de infraestructuras para energía solar y eólica sería un paso crucial hacia un futuro más sustentable energéticamente.