En Sudáfrica, la generación de electricidad está dominada por combustibles fósiles, con más del 80% de la electricidad proveniente del carbón. Esto revela una gran dependencia de los recursos no sostenibles que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire. Sin embargo, Sudáfrica también está dando pasos hacia una transición energética más limpia, pues casi un 17% de su electricidad ya proviene de fuentes bajas en carbono. Entre estas, la solar y la eólica son las más prominentes, contribuyendo con aproximadamente 8% y 4.5% respectivamente. La energía nuclear también juega un papel en este mix energético, representando alrededor del 3.5% del total.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Sudáfrica puede aprender de otros países como Francia y Ucrania, que han implementado con éxito la energía nuclear como columna vertebral de su suministro eléctrico limpio. Francia y Eslovaquia, por ejemplo, generan más del 60% de su electricidad a partir de fuentes nucleares. Este modelo puede ser adaptado por Sudáfrica para diversificar sus fuentes de energía baja en carbono, especialmente considerando su ya existente infraestructura nuclear. Además, viendo el éxito de Dinamarca en la energía eólica, representando más del 50% de su electricidad, también se podría incentivar el desarrollo de esta tecnología en las áreas más ventosas del país.
La historia de la electricidad baja en carbono en Sudáfrica muestra un panorama mixto, con altibajos en la generación nuclear a lo largo de las décadas. En los años 80 y 90, experimentó aumentos sustanciales en generación nuclear, pero también significantes declives posteriores. Durante las décadas siguientes, los incrementos fueron esporádicos y seguidos de disminuciones drásticas, a menudo obstaculizando el potencial de crecimiento continuo. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un impulso hacia la energía solar, destacándose un incremento de más de 13 TWh en 2024. Estos esfuerzos recientes sugieren un fuerte compromiso hacia la ampliación de las tecnologías de electricidad limpia y una creciente predisposición a invertir en un sector energético más sostenible.