En la República Centroafricana, el consumo de electricidad está en un nivel extremadamente bajo en comparación con la media mundial. Más de la mitad de la electricidad generada proviene de combustibles fósiles, lo que representa una dependencia significativa de estas fuentes no sostenibles. Por otro lado, la contribución de la electricidad baja en carbono es prácticamente inexistente. En total, el consumo de electricidad por persona es muy inferior a la media global de 3638 vatios por persona, lo cual limita gravemente el desarrollo económico y el bienestar de sus habitantes. Las restricciones en el acceso a la electricidad impactan negativamente en áreas como la educación, la salud y la industria, reduciendo las oportunidades para mejorar la calidad de vida y frenar el cambio climático.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, la República Centroafricana podría beneficiarse al aprender de otros países que han tenido éxito en esta área. Países como Brasil y Sudáfrica, aunque enfrentan desafíos económicos similares, han estado invirtiendo significativamente en energía eólica y solar. Brasil generó 102 TWh de energía eólica, mientras que Sudáfrica ha comenzado a invertir en energía solar alcanzando los 19 TWh. Estos ejemplos demuestran que, incluso con limitaciones, es posible avanzar hacia un sistema eléctrico más limpio y sostenible. La adopción de tecnologías de energía eólica y solar podría ser un primer paso efectivo para la República Centroafricana, minimizando al mismo tiempo la dependencia de fuentes contaminantes y costosas.
Mirando hacia atrás, la historia de la electricidad baja en carbono en la República Centroafricana ha sido bastante estática, especialmente en el ámbito hidroeléctrico. Desde principios de los años 2000 hasta 2019, la generación de energía hidroeléctrica prácticamente no sufrió cambios, manteniéndose en un nivel casi nulo. Este estancamiento sugiere una falta de inversión y desarrollo en el sector energético que podría haberse mejorado para seguir una trayectoria más sostenible. A medida que el país mira hacia el futuro, es crucial que se priorice la expansión de fuentes de energía limpias, como la eólica, la solar, y posiblemente la nuclear, para sentar las bases de un desarrollo más equilibrado y ecológico.