En Seychelles, el consumo de electricidad en el año 2022 se basó principalmente en combustibles fósiles, con un sorprendente 85%, mientras que la electricidad baja en carbono representó solo el 15%. Dentro de esta categoría de baja en carbono, la energía solar fue la principal fuente con casi el 13% y la energía eólica aportó alrededor del 2%. Este predominio de los combustibles fósiles tiene implicaciones tanto ambientales como económicas, dada la dependencia de recursos no sostenibles y la contribución al cambio climático.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Seychelles debería considerar expandir el uso de energía solar, que ya constituye una parte considerable de su generación. Aprender de países exitosos en la transición hacia energías limpias es fundamental. Países como Uruguay, que genera un 35% de su electricidad a partir de la energía eólica, y Dinamarca, con un 53%, pueden servir como ejemplos. Además, Seychelles podría observar las estrategias de Francia y Finlandia, donde la energía nuclear representa más del 60% y el 40% respectivamente, para diversificar su mix de fuentes bajas en carbono.
En cuanto a la historia de la electricidad baja en carbono en Seychelles, desde 2013 no ha habido cambios significativos en la generación de energía tanto eólica como solar. Cada año, de 2013 a 2022, los registros indican que la contribución ha permanecido constante, sin aumentos apreciables en la aportación de estas fuentes. Esta tendencia de lenta adopción de energías limpias subraya la necesidad de políticas más agresivas y una mayor inversión en tecnologías bajas en carbono para lograr una reducción significativa de la dependencia de combustibles fósiles.