A partir de los datos para el año 2023, la situación de consumo de electricidad en México es la siguiente: la energía fósil, dominada por el gas y el petróleo, constituye la mayor parte de la generación de electricidad, proporcionando más de cuatro quintos de la energía, con una cantidad significativa también proveniente del carbón. La electricidad baja en carbono representa cerca de un sexto de la electricidad generada, liderada por la energía eólica y solar, con contribuciones menores de la energía hidroeléctrica, nuclear y geotérmica. Las importaciones netas representan una fracción muy pequeña de la generación total. La generación per cápita de electricidad en México es menor que el promedio mundial de 410 vatios/persona, lo que podría limitar el crecimiento económico y disminuir la calidad de vida.
Para aumentar su generación de electricidad baja en carbono, México podría aprender de los ejemplos de otros países. Por ejemplo, la República Popular China y los Estados Unidos son los líderes mundiales en energía eólica y solar, con cifras de generación de electricidad de 964 y 425 TWh, respectivamente. Países con condiciones climáticas y geográficas similares, como España y Brasil, también han tenido mucho éxito con la energía eólica, generando 61 y 94 TWh respectivamente. Además, muchos países han logrado generar cantidades significativas de electricidad mediante energía nuclear, incluidos los Estados Unidos, Francia y Rusia.
La historia de la electricidad baja en carbono en México se ha concentrado en gran medida en la energía hidroeléctrica, con un aumento y disminución constante en la generación de electricidad a lo largo de los años. En los años 80, la generación de energía hidroeléctrica subió y bajó, con el crecimiento de la generación durante la primera mitad de la década seguido de una disminución en la segunda mitad. Estas tendencias continuaron hasta la década de 2000, con la generación de electricidad hidroeléctrica alcanzando un pico en 2008 antes de disminuir hacia finales de la década. Sin embargo, a partir del final de la década de 2010, se ha puesto un mayor énfasis en otras formas de electricidad baja en carbono, con un aumento en la generación de energía eólica y solar en 2019.