En 2024, el consumo de electricidad en México muestra una dependencia significativa de los combustibles fósiles, ya que más de dos tercios de la electricidad se genera a partir de estas fuentes, siendo el gas el predominante con aproximadamente un 60%. Sin embargo, cerca de una cuarta parte de la electricidad proviene de fuentes bajas en carbono, lo que evidencia un avance en la dirección de una generación más limpia. Dentro de estas fuentes bajas en carbono, la energía solar representa casi el 8% y le sigue de cerca la energía hidroeléctrica con poco más del 6%. La generación nuclear y la energía eólica aportan un 3% y casi un 6%, respectivamente, mientras que los biocombustibles tienen una participación menor, inferior al 2%. Estos datos reflejan la oportunidad que tiene México para reducir aún más su dependencia de los fósiles en favor de un futuro más sostenible.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, México puede considerar expandir su infraestructura de energía nuclear, eólica y solar, inspirándose en el éxito de otros países. Por ejemplo, Francia y Eslovaquia generan casi dos tercios de su electricidad a partir de energía nuclear, lo que demuestra el potencial de esta tecnología para reducir las emisiones de carbono. Siguiendo el ejemplo de Dinamarca y sus esfuerzos en la energía eólica, México podría también ampliar su capacidad de generación eólica para aprovechar mejor sus recursos naturales. Al mismo tiempo, experiencias como las de Chile y Grecia, con un enfoque significativo en la energía solar, pueden guiar la implementación de políticas efectivas para optimizar esta tecnología en suelo mexicano.
Históricamente, la electricidad baja en carbono en México ha experimentado altibajos, en gran parte debido a las fluctuaciones en la generación hidroeléctrica. Desde la década de 1980, ha habido subidas notables en ciertos años, como en 1981 y 1995, pero también descensos significativos en otros años, como 1986 y más recientemente en 2023. Sin embargo, el auge de la energía solar ha sido notable en los últimos años; a partir de 2019, hubo incrementos constantes, destacando 2020 y 2023 con aumentos considerables. Este crecimiento en el sector solar muestra el potencial que tiene esta tecnología para ser uno de los pilares del futuro energético del país, promoviendo una transición hacia un sistema eléctrico más limpio y sostenible.