En el año 2024, Nigeria genera poco más de 40 TWh de electricidad en total. De esa cifra, más de dos tercios provienen de combustibles fósiles, específicamente gas, con 30.89 TWh. En cuanto a la electricidad baja en carbono, Nigeria generación 9.24 TWh, de los cuales casi la totalidad corresponde a energía hidroeléctrica con 9.08 TWh. Comparado con el promedio global de generación de electricidad, que es de 3813 watts por persona, Nigeria está bastante por debajo. Este bajo nivel de generación eléctrica puede resultar en limitaciones significativas para el desarrollo económico y social del país, además de aumentar la dependencia de combustibles fósiles, lo que tiene impactos adversos en el cambio climático y la contaminación del aire.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Nigeria puede aprender de las experiencias exitosas de otros países. La República Popular de China ha logrado avances impresionantes en energía eólica y solar, generando 992 TWh de energía eólica y 834 TWh de solar. Otro ejemplo podría ser India, que ha ampliado significativamente su capacidad solar, generando 134 TWh y también aumentando su capacidad eólica a 82 TWh. Brasil es un caso relevante para Nigeria, pues tiene una generación de 108 TWh en energía eólica. Al aprovechar estos casos de estudio, Nigeria podría considerar el desarrollo de infraestructuras para aumentar la capacidad de energía solar y eólica, además de explorar la alianza con otros países para el desarrollo de energía nuclear.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Nigeria ha tenido altibajos. A lo largo de las décadas, particularmente desde los años 80 y 90, la generación hidroeléctrica ha experimentado variaciones esporádicas. Por ejemplo, en 1991 se registró un incremento significativo de 1.5 TWh en energía hidroeléctrica, mientras que en 2002 se añadió 2.3 TWh. Sin embargo, también ha habido declives, como en 2006 y 2009 cuando se redujo por 1.5 TWh y 1.2 TWh respectivamente. Estos cambios reflejan no solo los desafíos en el mantenimiento de infraestructura hidroeléctrica, sino también la necesidad de diversificar a otras formas de energía baja en carbono para estabilizar y ampliar la producción eléctrica del país.