En 2023, el estado de consumo de electricidad en Nigeria muestra una dependencia significativa de los combustibles fósiles, con el gas contribuyendo a más de la mitad del suministro total de electricidad con 32 TWh. En comparación, la electricidad baja en carbono, principalmente proveniente de la energía hidroeléctrica, tiene una contribución mucho menor al total, sumando apenas 8 TWh. Esto significa que Nigeria tiene una considerable brecha en el uso de fuentes de energía limpia en comparación con el promedio global, que es de 432 vatios por persona. Los bajos niveles de generación de electricidad pueden traducirse en apagones frecuentes, lo que impacta negativamente en la economía y la calidad de vida de sus habitantes.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Nigeria podría tomar ejemplos de países que han logrado importantes avances en este ámbito. China ha alcanzado importantes cifras en la generación de energía eólica (886 TWh) y solar (584 TWh), lo que sugiere que Nigeria podría beneficiarse de inversiones similares en estas tecnologías, situándose en una ubicación con amplios recursos solares y eólicos. Además, el uso de energía nuclear ha mostrado ser una solución sólida y de gran tamaño en países como Francia (336 TWh) y Estados Unidos (775 TWh). Integrar tanto la energía eólica como la solar, y considerar la inclusión de energía nuclear, podría ayudar significativamente a Nigeria a reducir su dependencia de los combustibles fósiles y mejorar la sostenibilidad de su suministro eléctrico.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Nigeria ha tenido altibajos considerables, especialmente centrados en la energía hidroeléctrica. En la década de 1980, hubo incrementos y disminuciones moderados, con un notable incremento de 1.5 TWh en 1991. Aunque hubo avances en 2002 con un aumento de 2.3 TWh, otros años como 2006 y 2009 vieron caídas significativas de -1.5 y -1.2 TWh respectivamente. A finales de la década de 2010, se observó una mejora con incrementos en 2015 y 2016 (1.1 y 1.7 TWh respectivamente), aunque 2020 nuevamente presentó una caída de -0.7 TWh. Este historial señala la necesidad de un plan estratégico y sostenido para incrementar y estabilizar la contribución de la electricidad baja en carbono en el país.