En 2022, la electricidad consumida en Ruanda provenía predominantemente de fuentes bajas en carbono. Más de la mitad de la electricidad generada en el país procedía de la energía hidroeléctrica, con un rol significativo en la matriz energética del país. En contraste, la electricidad generada por combustibles fósiles era casi inexistente, lo cual es positivo para el medio ambiente, pero la capacidad total de generación de electricidad por persona se encuentra muy por debajo del promedio global de 3606 vatios por persona. Estas cifras bajas de generación afectan el desarrollo económico e industrial de Ruanda y pueden limitar el acceso de la población a servicios básicos dependientes de la electricidad.
Ruanda tiene la oportunidad de incrementar su generación de electricidad baja en carbono ampliando su capacidad en energías como la solar y la eólica. Inspirándose en países como Brasil y la India, que han aumentado significativamente su capacidad mediante el desarrollo de energía eólica, Ruanda puede seguir estrategias similares. Además, la expansión en generación solar podría beneficiarse de la experiencia de países emergentes que han demostrado un crecimiento en esta área, como Vietnam. Al reducir su dependencia de los combustibles fósiles y adoptar estos enfoques, Ruanda puede acercarse aún más a un modelo energético sostenible y verde.
Históricamente, la generación de electricidad baja en carbono en Ruanda ha estado centrada en su energía hidroeléctrica. Desde mediados de los años 90, ha habido fluctuaciones mínimas en la generación hidroeléctrica con básicamente ninguna variación significativa durante las siguientes décadas. A partir de 2014, se observó un ligero aumento de 0.1 TWh en varios años, indicando un esfuerzo por mejorar esta capacidad sin cambios drásticos. Ruanda ha demostrado consistencia en mantener su enfoque en energía limpia y ahora tiene el potencial de diversificar y expandir sus fuentes de energía baja en carbono para aumentar su capacidad energética total.