En Tanzania, en 2023, se observa que más de la mitad de la generación de electricidad proviene de combustibles fósiles, con el gas desempeñando un papel principal, generando en conjunto alrededor de 16 TWh. Sin embargo, la contribución de la electricidad baja en carbono es significativamente menor, representando solo casi una quinta parte del total, de la cual la energía hidroeléctrica es predominantemente la fuente, generando aproximadamente 2.8 TWh. Comparado con el promedio global, Tanzania tiene niveles de consumo eléctrico considerablemente más bajos, lo que podría obstaculizar su desarrollo económico y limitar la calidad de vida, ya que una baja generación de electricidad restringe el acceso a servicios esenciales como educación, atención médica y oportunidades económicas.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Tanzania puede mirar hacia países que han implementado exitosamente energía solar y eólica. Por ejemplo, India, que es un país en desarrollo similar a Tanzania, ha generado significativos 134 TWh a partir de solar y 82 TWh desde eólica, demostrando los beneficios y la viabilidad de estas fuentes. Tanzania debería considerar el aprovechamiento de su abundante luz solar para expandir su capacidad solar, y explorar sus potenciales recursos eólicos, adoptando políticas favorables y atrayendo inversiones. Además, la adopción de tecnología y experiencias de países como China y Alemania, que han avanzado significativamente en la generación eólica, podría guiar a Tanzania en su transición hacia una matriz energética más limpia.
La historia de la generación de electricidad baja en carbono en Tanzania muestra un patrón fluctuante, especialmente en la energía hidroeléctrica. En las décadas de 1980 y 1990, hubo incrementos y descensos modestos; sin embargo, la tendencia se mantuvo bastante estable. Un aumento notable ocurrió en 2007 con un incremento de 1.1 TWh. Sin embargo, a lo largo de los años, se observan varios descensos, como los ocurridos en 2011 y 2015, que retratan una dependencia desafiante a factores climáticos para la hidroelectricidad. En años más recientes, de 2010 en adelante, hubo intentos por recuperar la capacidad con algunos incrementos, pero con descensos eventuales que demuestran la necesidad de diversificación hacia otras fuentes de energía baja en carbono para asegurar un suministro energético estable y sostenible en el futuro.