En cuanto al consumo actual de electricidad en Tanzania, más de la mitad (cerca de 4.52 TWh) proviene de combustibles fósiles, mientras que algo menos de la mitad (casi 3.65 TWh) proviene de fuentes de electricidad baja en carbono, destacando en esta última la dependencia en la energía hidroeléctrica con 3 TWh, y el gas natural, con 2 TWh. El consumo total de electricidad per cápita es significativamente menor que el promedio global de 410 vatios por persona, que indica formar parte de regiones con presencia de pobreza energética, afectando tanto el desarrollo socioeconómico del país como el bienestar de sus habitantes en su vida diaria.
De cara al futuro, Tanzania puede incrementar la generación de electricidad baja en carbono siguiendo el modelo de países y regiones exitosos en este ámbito, teniendo en cuenta las características del país. Los casos de Brasil (94 TWh de energía eólica) e India (120 TWh de energía solar), países en desarrollo con una transición energética notable, podrían proporcionar un modelo a seguir. En particular, podría aprovecharse de su ubicación geográfica para invertir en tecnologías para el aprovechamiento de energía eólica y solar, similares a las usadas en estos países. Adicionalmente, aunque con menor representación en Tanzania, la energía nuclear podría ser otra opción viable a largo plazo, siguiendo el ejemplo de potencias en este campo como los Estados Unidos (775 TWh de energía nuclear) y China (407 TWh de energía nuclear).
Pasando a una revisión histórica, Tanzania ha experimentado un desarrollo notable en lo que concierne a la generación de electricidad baja en carbono. En las últimas tres décadas del siglo XX, hubo un aumento lento pero constante en la generación de energía hidroeléctrica, con incrementos modestos casi cada dos a tres años, excepto en 1994, 2004, 2005, 2006 y 2011, donde la generación hidroeléctrica sufrió una pequeña disminución. Junto a la energía hidroeléctrica, Tanzania también ha experimentado un leve crecimiento en la generación de electricidad por biocombustibles, con incrementos notables en los años 2000 y 2018. Sin embargo, cabe señalar que a pesar de estos avances, la generación de electricidad baja en carbono sigue siendo una porción relativamente pequeña de la matriz energética de Tanzania, indicando un camino largo y arduo hacia una transición completa hacia la energía baja en carbono.