En 2022, el estado del consumo de electricidad en Mauricio mostró una prevalencia significativa de combustibles fósiles, que constituyeron más de las cuatro quintas partes del suministro eléctrico, con el carbón representando más de un tercio del total. En contraste, la generación de electricidad baja en carbono contribuyó con poco más de una quinta parte del total. Dentro de esta categoría, los biocombustibles aportaron un poco más del 10%, seguidos por la energía solar, que contribuyó con casi un 5%, y la energía hidroeléctrica, que representó cerca de un 4%. Esta composición destaca la necesidad de diversificar aún más las fuentes de energía hacia opciones más limpias para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar sus impactos negativos sobre el cambio climático y la contaminación del aire.
Mauricio puede aprender de países que han logrado avances significativos en la generación de electricidad baja en carbono, particularmente aquellos que comparten similitudes geográficas o climáticas. Por ejemplo, Uruguay ha conseguido generar un 36% de su electricidad mediante energía eólica, una fuente que Mauricio podría explorar dada su isla ventosa. Además, países como Grecia y Chile han hecho notables progresos en energía solar, alcanzando el 22% y el 21% de su generación eléctrica, respectivamente. Otro ejemplo valioso es Cabo Verde, un país también insular y de condiciones climáticas comparables, que genera el 14% de su electricidad a partir de energía eólica. Estos casos ejemplares demuestran que, con inversión en tecnología y políticas adecuadas, Mauricio podría aumentar significativamente su generación de electricidad baja en carbono.
La historia de la electricidad baja en carbono en Mauricio muestra cambios modestos a lo largo de las décadas. En los años ochenta y noventa, la generación de electricidad a partir de energía hidroeléctrica experimentó fluctuaciones leves, como un declive en 1983 y luego un aumento en 1985. Los biocombustibles registraron incrementos pequeños pero constantes desde 1990, con alguna estabilidad o leve reducción en ciertos años como 2001 y 2011. La energía solar comenzó a hacer su aparición en 2019 con un aumento notable, indicando un giro prometedor hacia energías más limpias. A lo largo de las últimas décadas, el esfuerzo por diversificar las fuentes de generación baja en carbono ha sido gradual, pero representa un camino esencial hacia un futuro energético más sostenible.