En 2022, el estado del consumo de electricidad en Congo - Brazzaville muestra una dependencia predominante de los combustibles fósiles, representando más de las tres cuartas partes de la electricidad generada, con el gas ocupando la mayor parte de esta categoría. Por otro lado, la electricidad baja en carbono constituye casi una cuarta parte del total, siendo la energía hidroeléctrica la única fuente en esta categoría, reflejando así la falta de diversificación hacia otras fuentes de baja emisión de carbono como la nuclear, eólica o solar. Esta alta dependencia de los combustibles fósiles no solo afecta al medio ambiente por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también puede repercutir negativamente en la sostenibilidad a largo plazo del sector energético del país.
Para incrementar la generación de electricidad baja en carbono, Congo - Brazzaville podría aprender de países que han tenido éxito en esta transición. Uruguay, por ejemplo, genera más de un tercio de su electricidad a partir de energía eólica, demostrando un sólido compromiso con esta fuente limpia. Adicionalmente, países como Grecia muestran el potencial de la energía solar como una opción viable, logrando producir cerca de una quinta parte de su electricidad a partir del sol. Congo - Brazzaville podría considerar la viabilidad de invertir en energía eólica y solar para diversificar sus fuentes de electricidad baja en carbono. Asimismo, el desarrollo de infraestructura para la energía nuclear podría ser una opción estratégica a largo plazo, dado que países como Francia y Eslovaquia han logrado obtener más de la mitad de su electricidad a partir de fuentes nucleares.
A lo largo de las últimas décadas, la generación de electricidad baja en carbono en Congo - Brazzaville, específicamente la energía hidroeléctrica, ha mostrado fluctuaciones. En los años 1980, hubo ligeros aumentos en la capacidad hidroeléctrica, pero también se reportaron disminuciones durante los primeros años de la década de 1990. Desde el nuevo milenio, se pueden observar mejoras intermitentes en la producción hidroeléctrica, con un aumento notable en 2011 y una caída significativa en 2019. Estos datos sugieren que, mientras ha habido cierta expansión de la capacidad hidroeléctrica, han existido desafíos para mantener un crecimiento estable y continuo en la producción de electricidad limpia. Esta historia subraya la importancia de diversificar las fuentes de generación baja en carbono para asegurar un suministro eléctrico más estable y sostenible en el futuro.