En el año 2022, el consumo de electricidad en Madagascar se caracteriza por un bajo uso y una dependencia significativa de combustibles fósiles. Con una generación de 1.49 TWh proveniente de combustibles fósiles, es claro que el país aún se apoya en fuentes no sostenibles que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire. Comparado con el promedio mundial de 3638 vatios por persona, el consumo de electricidad en Madagascar es notablemente bajo. Este bajo nivel de generación eléctrica puede estar causando efectos adversos en la calidad de vida al limitar el acceso a servicios básicos, afectando el desarrollo económico y obstaculizando el progreso educativo.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Madagascar puede tomar ejemplo de otros países que han logrado avances significativos en energías limpias. La implementación de energía solar y eólica es fundamental, como se observa en la República Popular China que generó 1003 TWh de energía eólica y 710 TWh de energía solar, o en la India que generó 128 TWh solares y 91 TWh eólicos. Madagascar debería enfocarse en aprovechar su abundante luz solar y potencial eólico, creando políticas favorables y atrayendo inversiones extranjeras en estos sectores. A medida que se investigan e implementan tecnologías limpias, la construcción de plantas nucleares también puede ser un camino viable a largo plazo, tomando en cuenta ejemplos exitosos como Francia con 360 TWh de energía nuclear.
La historia de la electricidad baja en carbono en Madagascar muestra un enfoque casi exclusivo en la energía hidroeléctrica a lo largo de las décadas. Durante los años 80 y 90, se vieron incrementos pequeños en la generación de energía hidroeléctrica, con aumentos de aproximadamente 0.1 TWh en varios años. Sin embargo, desde principios de los años 2000, ha habido fluctuaciones con algunos años de estancamiento o incluso disminuciones, como en 2016 y 2017 donde hubo reducciones de 0.1 TWh. Esta dependencia prolongada y limitada a hidroeléctrica sugiere un potencial necesario para diversificar hacia otras fuentes de electricidad baja en carbono que ofrecen más consistencia y robustos incrementos en el futuro.