Uruguay ha logrado un notable éxito en el ámbito de la electricidad baja en carbono, obteniendo más del 94% de su generación eléctrica de fuentes limpias. Alrededor del 42% proviene de energía hidroeléctrica, algo más de una cuarta parte se genera a través de energía eólica, y casi el 22% proviene de biocombustibles. La participación de la energía solar también es significativa. Por otra parte, el uso de combustibles fósiles se ha reducido al 5%, lo que representa una pequeña fracción de la mezcla energética. Este desarrollo no solo permite a Uruguay operar casi todo su sistema eléctrico de manera limpia, sino que también le da la capacidad para exportar electricidad a los países vecinos, ayudándolos a reducir sus emisiones y a promover un futuro energético más limpio. Ahora, el desafío es electrificar otros sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo que requerirá más capacidad de generación eléctrica.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Uruguay podría evaluar la posibilidad de ampliar su capacidad de energía eólica, una tecnología que ya ha demostrado ser exitosa en el país. Aumentar la infraestructura eólica no solo incrementaría la producción de electricidad limpia, sino que también facilitaría la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, mitigando los efectos negativos del cambio climático y la contaminación del aire. Además de la energía eólica, se podría considerar la expansión de tecnología solar, aprovechando su presencia ya establecida en el mix energético de Uruguay. Estos avances podrían complementarse con inversiones en infraestructura y tecnología nuclear, lo que proporcionaría una fuente adicional de electricidad baja en carbono, segura y confiable.
En la historia reciente de Uruguay, la evolución de la electricidad baja en carbono ha estado marcada por importantes cambios en la generación hidroeléctrica. Desde principios de los años 80 hasta la década actual, se han registrado fluctuaciones significativas. Los años 80 y 90 vieron incrementos intermitentes en la capacidad hidroeléctrica durante algunos años, seguidos por reducciones, reflejando la naturaleza variable de la generación basada en agua. Sin embargo, desde la entrada al siglo XXI, el país ha mantenido de manera constante la expansión de la hidroeléctrica, con varios picos de crecimiento, a excepción de algunos descensos menores. Cabe destacar que en 2024, la hidroeléctrica volvió a experimentar un aumento significativo de 3.8 TWh, destacando la capacidad de Uruguay para seguir impulsando su generación baja en carbono. Estos esfuerzos históricos han sentado las bases para el sólido portafolio de electricidad limpia que Uruguay disfruta hoy en día.