En Uruguay, durante el año 2023, el consumo de electricidad muestra una sólida proporción de energía baja en carbono. Con una producción de cerca de 9.7 TWh, la electricidad de bajo carbono representa más de la mitad de la electricidad generada en el país. La energía eólica y hidroeléctrica juegan un papel importante, produciendo 4.7 y 3.4 TWh respectivamente. Además, se importa aproximadamente 1.2 TWh de energía, mientras que las biocombustibles aportan más de 1 TWh. Es notable que el nivel de consumo de electricidad en Uruguay está por debajo del promedio mundial de 410 vatios por persona. Si bien la generación de electricidad de bajo carbono es positiva para el medio ambiente, estos niveles bajos pueden generar dificultades en el desarrollo económico y social.
Para aumentar la generación de electricidad baja en carbono, Uruguay puede considerar expandir su capacidad de energía eólica, ya que es una fuente de energía bien establecida en el país. Siguiendo el ejemplo de países como la República Popular de China y Alemania, que han logrado una producción de 964 y 142 TWh respectivamente a través de la energía eólica, Uruguay puede buscar aumentar su capacidad en esta área. También debe considerarse el exitoso despliegue de energía nuclear en países como Estados Unidos, Francia y Rusia. Sin embargo, la decisión de invertir en tecnología nuclear debe ser cuidadosamente evaluada debido a las diferencias socioeconómicas y geográficas de Uruguay respecto a estos países.
Analizando la generación de electricidad baja en carbono en Uruguay durante las últimas décadas, se puede observar que la energía hidroeléctrica ha sido el principal contribuyente. A lo largo de los años, la generación de electricidad a través de la hidroeléctrica ha experimentado varias fluctuaciones con fuertes caídas y aumentos. Por ejemplo, en 1990 hubo un aumento significativo de 3.1 TWh, mientras que en los años 2004 y 2020 se registraron pérdidas de 3.7 y 4 TWh respectivamente. Estas fluctuaciones indican la vulnerabilidad de la energía hidroeléctrica a las condiciones climáticas y refuerzan la necesidad de diversificar las fuentes de energía baja en carbono en Uruguay.