Uruguay ha logrado un notable avance en el sector eléctrico, con más del 99% de su electricidad generada a partir de fuentes bajas en carbono durante el período de diciembre de 2023 a noviembre de 2024. En este lapso, la mitad de la electricidad provino de energía hidroeléctrica, un poco más de un tercio de la energía eólica, y cerca del 13% de biocombustibles. Aunque la contribución de la energía solar fue menor, con un 2.88%, todas estas fuentes combinadas demuestran un compromiso fuerte hacia un sistema eléctrico limpio. Además, Uruguay es un exportador neto significativo de electricidad, lo que contribuye a que los países vecinos reduzcan sus emisiones. El próximo desafío es electrificar otros sectores como el transporte, la calefacción y la industria, lo cual demandará aún más electricidad.
Para enfrentar esta demanda futura de electricidad baja en carbono, Uruguay podría beneficiarse de expandir su capacidad de generación eólica, dado que ya es una infraestructura establecida en el país. La tecnología eólica no solo es sustentable, sino que también tiene un gran potencial para seguir creciendo y apoyar eficazmente la electrificación de otros sectores económicos. Esta expansión podría combinarse en el futuro con el desarrollo de energía solar y, a largo plazo, la consideración de integrar tecnología nuclear, conocido por su capacidad masiva de suministro energético sin emisión de carbono.
En la historia reciente de la generación de electricidad baja en carbono en Uruguay, la energía hidroeléctrica ha jugado un papel central. En la década de 1980, se observaron incrementos significativos en la producción hidroeléctrica, con aumentos de 2.2 TWh en 1980 y 1983. A lo largo de los años, ha habido variaciones notables, como el aumento de 4.5 TWh en 2007 y otros períodos de declive. El nuevo siglo ha visto fluctuaciones, con aumentos en 2010 y 2013, pero disminuciones importantes en 2020 y más recientemente en 2023. Pese a estas fluctuaciones en la energía hidroeléctrica, la diversificación hacia la energía eólica y otras formas bajas en carbono permite anticipar una mejora y estabilidad futura en el sector eléctrico de Uruguay.